Esta figurilla femenina fue hallada en Ventas de Casanova, actual provincia de Holguín, Cuba. Es muy probable que represente a Atabey, en este caso en su aspecto más sexual que maternal: con las piernas promisoriamente abiertas no para dar a luz sino para recibirla. Es notable su gran vulva, la cual muestra y brinda en una actitud generosa y desprejuiciada, simbolizando no sólo la fertilidad sino también el gozo sexual mismo. Ciertas características de la figurilla han sido asociadas con Atabey. El siguiente comentario de Guarch y Querejeta sobre el cemí de Atabey, nos hacen pensar en dicha asociación:
“Vinculada con los itabos, para los aruacos ‘manantiales’, Atabey rige las aguas dulces y limpias que brotan de las montañas, de lo profundo del bosque o de las orillas de los mares entre las rocas de su lecho. La imagen que de ella nos legaron los aruacos es la de una mujer desnuda, muchas veces encinta. Las figuras de cerámica nos la entregan con los brazos en jarras, las manos en la caderas y adornada con grandes tocados. Otras veces no se advierten brazos, y son muy esquemáticas y simbólicas. Por lo general todas tienen un tamaño pequeño.
Parte del rito dedicado a Atabey consiste en guardar estas imágenes en las casas, bien bohíos o caneyes, y acercarle ofrendas propiciatorias. Hay testimonios de su poder a la hora del parto, por lo que los aruacos solían pasar sus representaciones sobre el vientre de las mujeres próximas al alumbramiento para que lo hicieran sin contratiempos y sin dolor
Madre telúrica de la mitología aruaca, Atabey tiene también su avatar, el cual se relaciona con los hombres en su ofrenda mítica y en la concepción esotérica de la muerte entre los pobladores todos de las Antillas”.
(Tomado de: José M. Guarch Delmonte y Alejandro Querejeta Barceló: Mitología aborigen de Cuba.)
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