Gran parte del control del pene y de la eyaculación al hacer sexo, está en la mente y no en los músculos. Si evitas que los tantos prejuicios que hay sobre el pene se inmiscuyan en tu acto sexual, entonces la erección estará a punto siempre que la necesites, y te será más simple ser masculino, es decir: tener control sobre tu sexualidad, tener autoridad sobre ti mismo, no perder la cabeza al hacer sexo y al vivir, mantener a raya la eyaculación y deleitar orgásmicamente a tu pareja hasta que te entregue hasta la última gota de todo ese amor que desea entregarte.
Es tremendamente útil aprender ejercicios y técnicas de control eyaculatorio, pero es importante también comprender el conocimiento tántrico que dice que el control de la eyaculación es idéntico al control de la mente. Por eso aleja de tu mente los ruidos del desamor, que están por todos lados y te hacen no amar a tu pene tal como es. El desamor programa en tu mente la incapacidad de controlar tu eyaculación, y creencias tales como que tu pene no es adecuado para el buen sexo. «Amarás a tu pene como a ti mismo» es un buen mensaje. Que aprendas a amar a tu pene tal como es, de seguro es el mejor mandamiento que seguirás este año… Y los años siguientes durante el resto de tu vida.
En la cabeza de tu pene puede estar la punta de tu corazón, si aprendes a manejar bien tu pene durante el acto sexual. El verdadero amor al pene es sinónimo de devoción hacia el gozo sexual, para lo cual el pene está hecho, y para lo cual funciona muy bien si no interfieres con prejuicios. El pene no es una simple tubería de inseminación natural o algo así. Su función procreadora se cumple unas pocas veces en la vida, mientras que el puro gozo sexual debiera ser una vivencia diaria. En verdad el pene es sobre todo un órgano para el gozo y el amor, un puente entre dos cuerpos que se están amando. Esa función genital de gozo ha sido igual de vital para la supervivencia de nuestra especie que la procreación.
Los medios bombardean al hombre (y a la mujer) con informaciones erróneas de desamor al pene, como mismo bombardea una potencia occidental a un país oriental con enorme indolencia. Como dicen muchos humoristas occidentales, el deseo de hacer la guerra nace de las dudas sobre el tamaño del pene y sobre la virilidad. Es un chiste, pero expresa mucha verdad. El desamor al pene, paradójicamente, está más cerca del falocentrismo y del machismo que el verdadero amor al pene. El desamor al pene lo convierte en un misil lleno de tristezas.
Así que no interfieras con ruidos mentales que entorpezcan el trabajo de tu pene durante el acto sexual. Deja que tu pene haga el trabajo para el que está hecho, y verás que lo hace perfectamente bien, luzca como luzca y sea como sea. Como te decíamos, si no permites que tu mente se distraiga con todas las tonterías de desamor que tanto abundan, la erección estará siempre a punto (en el grado en que se necesite cada vez), y te será mucho más fácil manejar el reflejo eyaculatorio y mantener alejada la eyaculación hasta tanto hayas hecho el amor como se necesita.
A pesar de todo el ruido mediático y los abundantes prejuicios sobre el tamaño del pene, sobre el color del pene, sobre los sustitutos mecánicos o tecnológicos del pene: nunca permitas que te confundan. No te confundas con esas falsas ideas de que el pene puede tener «falta» o «exceso» de tamaño, y que necesita lo uno o lo otro, o que debe agrandarse quirúrgicamente, o que el pene es sinónimo de dominación, o que puede sustituirse por un consolador plástico vibrante sin que haya pérdida. Todo eso es falso, y sólo existe para promover el sufrimiento, la inseguridad, la competencia y la enemistad entre los hombres.
Tú pene eres tú mismo, la parte de tu ser con la que te acoplas a tu pareja. ¿Acaso no te parece falsa la idea de que haya algo mal con lo que la naturaleza te dio? ¿Es justo decir o aceptar que te digan que naciste en vano o que no mereces dar y recibir amor a través de tu pene? Por supuesto que todo eso es injusto, falso e inaceptable. Sé hombre. Eréctate como un obelisco contra todo lo que impida el amor. Ama a tu pene tal como es, y no permitas que le pongan parámetros. No creas que estamos intentando simplemente darte ánimos mediante falsos argumentos. Lo que estamos haciendo es decirte la verdad, la verdad que podrás experimentar tú mismo si lo intentas.
Lo importante es que aprendas a hacer bien el sexo, y para ello el primer paso es aprender a economizar tu energía seminal y a manejarla bien. No se trata de palabras, no se trata de creernos a nosotros porque lo digamos: ponlo en práctica y compruébalo tú. Aprende a hacer el amor, conviértete en el buen amante que puedes ser, y verás que pronto estarás riéndote de las sandeces y necedades que los medios —en especial el porno— dicen sobre ese órgano en verdad maravilloso que es tu pene.
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