Todo hombre se interesa por saber cómo controlar la eyaculación a voluntad. De alguna manera él intuye que en eso está la clave para empezar a hacer bien el sexo. Y tiene razón al creerlo: la falta de control de la eyaculación es el problema sexual más básico, y aprender cómo controlar la eyaculación es el primer paso para que cualquier hombre se convierta en un gran amante. Aquí tienes 3 consejos básicos para aprender cómo controlar la eyaculación a voluntad.
1. Aprende cómo controlar la eyaculación a voluntad, pero sin reprimirte
Cuando controlas la eyaculación lo suficiente, el sexo comienza a mejorar por sí mismo —aunque hay que ir sumando también otros ajustes en el acto sexual y en la vida cotidiana. Para empezar a mejorar la calidad del acto sexual y aumentar tu calidad como amante, intenta mantener alejada la eyaculación durante todo el tiempo que puedas.
El buen sexo es mucho más que cuestión de tiempo, pero lograr alargar el acto sexual está muy bien para empezar. Y algo sumamente importante: debes lograr controlar la eyaculación sin tener que reprimirte. Esta es una de las claves para aprender cómo controlar la eyaculación a voluntad: controlarte sin reprimirte ni aguantarte.
La cuestión es que controlar la eyaculación no es lo mismo que “reprimir” o “aguantar” la eyaculación. El verdadero control de la eyaculación consiste en mantener el pene relajado y el glande abierto incluso durante los mayores gozos, sin que eso provoque que el semen se mueva hacia afuera, ni mucho menos provoque dolores de testículos ni nada semejante.
Puede que no logres esto desde el principio, y hasta puede que te parezca muy difícil o incluso imposible. Pero no te dejes ganar por esa idea, porque no es cierta. Saber cómo controlar la eyaculación a voluntad es cuestión de práctica. No lo pienses mucho. Sólo hazlo. Comprende en la práctica qué es controlar la eyaculación sin reprimirla, ten eso como propósito, y continúa ganando práctica con los ejercicios que recomendamos.
2. Economiza tu energía seminal: empieza a no derramarla en vano
Debes tomar conciencia de la importancia de economizar tu capital seminal. La energía seminal no debe derrocharse así como así, porque es la base de muchos logros. Economizar la energía seminal es sinónimo de no necesariamente eyacular cada vez que hagas sexo. En ocasiones el acto sexual puede terminar sin que tengas que eyacular.
Es decir, terminas de deleitar a tu pareja, el acto sexual acaba, y el pene deja de estar erecto sin necesidad de haber eyaculado. Esto requiere un cambio de enfoque sobre lo que es el acto sexual. Si estás excesivamente enfocado en la eyaculación como objetivo final del acto sexual, todavía no podrás terminar sin eyacular. Pero si cambias tu idea sobre el objetivo del sexo —el sexo en realidad es para deleitar a la mujer y sólo así tu propio deleite se multiplica—, verás que no es tan difícil terminar el acto sexual sin que eso implique eyacular.
De todos modos comprobarás que, aunque no llegues a la eyaculación ni al orgasmo luego de hacer sexo, habrás recibido el cuádruple de placer y te sentirás en paz, sin ansiedad ni necesidad de derramar semen. Para empezar, puedes, por ejemplo, dejar de eyacular 1 de 4 veces que hagas sexo. Pero esto es sólo un ejemplo. Lo mejor es que poco a poco decidas tú qué te conviene más. Es algo que se logra con el tiempo y con la práctica.
Al inicio lo mejor es que sigas eyaculando normalmente al final de cada acto sexual, pero sin perder de vista el nuevo propósito de al menos alargar más el acto sexual, y empezar a dejar de eyacular al final alguna que otra vez, pero solamente cuando sientas que puedes dejar de hacer eyacular sin necesidad de reprimirte o aguantarte. Verás que ese logro llega de manera natural, con la práctica.
Así pues, reducir la frecuencia de eyaculación es parte importante del camino de aprender cómo controlar la eyaculación a voluntad. Esto se logra no sólo dejando de eyacular a veces al final del acto sexual, sino además reduciendo la frecuencia con que te masturbas —al menos si te masturbas con el objetivo de eyacular, que no necesariamente tiene que ser así.
Muchas veces hemos consultado a hombres que tenían un concepto erróneo de su erección y de su pene. Algunos creían que sus erecciones nunca eran lo suficientemente firmes, y otros incluso creían tener problemas de erección o disfunciones eréctiles. Pero todo se les solucionó cuando comprendieron que el único problema real que tenían era que estaban derrochando su energía seminal, eyaculando demasiado y masturbándose en exceso.
El hábito de eyacular en exceso, te desgasta la energía sexual y la salud, y además hace que la eyaculación esté siempre por ocurrir y sea más difícil de controlar. Si aprendes a economizar tu energía seminal y dejas de enfocarte únicamente en la eyaculación como objetivo del acto sexual, alcanzarás de manera natural ese estado de paz y serenidad sin necesidad de haber eyaculado, y tampoco quedarás fuera de combate como normalmente ocurre luego del sexo habitual eyaculatorio.
3. Controla la “emisión” del semen, no la “expulsión”
Si realmente buscas aprender cómo controlar la eyaculación a voluntad, debes saber que el proceso eyaculatorio consta de dos pasos, que ocurren uno a continuación del otro en pocos segundos:
- La “emisión”, que es cuando las sustancias que componen el semen salen desde sus glándulas y se combinan en la parte más profunda de la uretra, junto al cuello de la vejiga (herméticamente cerrado en ese momento).
- La “expulsión”, que es cuando el semen sale disparado hacia afuera producto de las contracciones musculares asociadas con el final del orgasmo. Este momento es el que todos conocemos como eyaculación, pero lo cierto es que el proceso de eyaculación empieza en el paso anterior, y este es sólo la culminación.
Lo importante de conocer los dos pasos del proceso eyaculatorio, es comprender que el verdadero control de la eyaculación es el control de la emisión: mantener el semen sin que se mueva de las glándulas. Porque cuando el segundo paso (la expulsión) ya ha comenzado, casi no vale la pena controlarlo.
Para lograr controlar la emisión del semen, es muy útil aprender a controlar la excitación. Siempre que notes que tu excitación crece, o que tu mente empieza como a perderse, o que tu respiración se acelera, entonces acompasa y alarga la inspiración y la espiración, para que de este modo la excitación se reduzca y la emisión seminal se aleje.
En los caminos sexuales del Oriente (Tantra, Tao Sexual, etc.), controlar el semen, controlar la mente y controlar la respiración: son una misma cosa. Allí las llaman “las 3 detenciones”. En la práctica podrás comprobar que, si evitas perder la cabeza por excitación, siempre sabrás cómo controlar la eyaculación a voluntad.
Aprender cómo controlar la eyaculación a voluntad lleva empeño
Un consejo más general, que te puede ayudar mucho a aprender cómo controlar la eyaculación a voluntad y a no estancarte en el camino sexual, es saber que necesitarás fuerza de voluntad y constancia para lograr todo esto. El control de la eyaculación no es tan fácil como parece —si bien tampoco es tan difícil.
No tengas una medida fija para la cantidad de intentos: 1 vez, 5 veces, 10… Las veces que sea que no logres mantener alejada tu eyaculación, no te rindas. Sigue intentándolo con espíritu tenaz. La tenacidad, la perseverancia y el dominio de ti mismo forman parte de la masculinidad, o en todo caso se desarrollan a medida que ganas control de la eyaculación.
Algunas cosas tienen que cambiar en ti tanto física como psíquicamente. El control de la eyaculación no se logra en un par de días. Es todo un proceso que puede incluir no lograrlo de momento, y aun así debes seguir adelante.
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