Hoy en La caída mágica de Amor Sexual, queremos compartir contigo este antiquísimo poema erótico sumerio. Luego del poema haremos algunos comentarios breves.
Mi amado se reunió conmigo,
se prendó de mí, se alegró sólo por mí.
Mi amado me llevó a su casa
y me recostó en un lecho que goteaba miel.
Mi dulce tesoro, tumbándose junto a mi corazón,
una y otra vez, haciendo lengua una y otra vez,
mi amado de hermosos ojos lo hizo cincuenta veces.
Desvalida quedé ante él;
temblando por abajo, muda quedé ante él.
Con mi hermano, poniendo mis manos en sus caderas;
con mi dulce tesoro, allí pasé el día junto a él.
Algunos comentarios sobre este poema erótico sumerio
Este poema erótico sumerio es de las primeras escrituras sexuales que se conocen. La cultura de Sumer es de las más antiguas de Mesopotamia y de la humanidad. El poema está fechado entre los milenios III y II a.n.e., y obviamente fue escrito sobre tablillas de arcilla con escritura cuneiforme, típicas de la civilización mesopotámica.
La voz que nos habla es obviamente femenina, y la extraña referencia a “con mi hermano” dentro de un poema erótico sumerio, no necesariamente responde a una relación de parentesco. Puede ser sólo un modo cariñoso de llamarse entre amantes, aunque no se descarta una relación de sexo incestuoso, lo que es bastante común en las mitologías sexuales antiguas y arcaicas.
En realidad es posible (no está demostrado) que este poema erótico sumerio se refiera a un acto sexual entre dioses, nada menos que entre Inanna (Ishtar, Astarté, Afrodita) y Dumuzi, su amante de siempre. Ambos son dioses de la fertilidad y el erotismo sumerio mesopotámico.
Dumuzi —como Shiva— muestra un vigor sexual extraordinario: lo hace “cincuenta veces” con Inanna, hasta dejarla “temblando por abajo”. Es difícil saber si la frase “haciendo lengua una y otra vez” se refiere al sexo oral, o si es una manera oblicua de referirse al acto sexual.
¿Un poema erótico sumerio? Era de esperarse
No es raro encontrar un poema erótico sumerio entre las manifestaciones artísticas y literarias de los pueblos de Mesopotamia. Los sumerios fueron el más antiguo de los pueblos que vivieron entre el Tigris y el Éufrates, seguidos por los acadios (la cultura semítica más antigua), los babilonios y los asirios. La sexualidad no era ni mucho menos escasa dentro del arte y la cultura mesopotámicos.
El Código de Hammurabi regula la vida dentro de los templos de prostitución sagrada femenina. Gracias a esa antiquísima escritura legal, podemos saber que las prostitutas de Ishtar gozaban de una posición privilegiada en la sociedad, derivada de su rol de ser la vía de conexión sexual de lo humano con lo divino. Por su parte, el Poema de Gilgamesh, la epopeya mesopotámica, tiene escenas sexuales muy interesantes, y es precisamente una prostituta sagrada quien, mediante el acto sexual especializado, civiliza a Enkidu, el amigo de Gilgamesh.
Según Georges Contenau, en su libro La vida cotidiana en Babilonia y Asiria: “En una placa de la primera dinastía babilónica se reproduce una extraña escena: una mujer desnuda, con una lira en la mano, está de pie sobre un pequeño escabel; a sus pies, un personaje vestido de corta túnica baila en cuclillas —como en ciertas danzas rusas—, acompañándose con el tambor. ¿Se trata de una danza ritual ante una estatua o una sacerdotisa?” Las diosas y dioses mesopotámicos tenían aspectos sexuales que con toda posibilidad hayan sido fuente de conocimientos sexuales de la erótica oriental.
Las más antiguas manifestaciones de lo que desde el Medioevo europeo hasta la actualidad se ha llamado carnaval, de seguro están en Mesopotamia. Era todo un carnaval aquel ritual en que el rey de entre dos ríos hacía sexo con Ishtar encarnada en una sacerdotisa, con lo que inauguraba un período de tiempo de desenfreno sexual para todos en la ciudad.
Así pues, ¿qué puede extrañarnos el hecho de que la sexualidad mesopotámica haya quedado plasmada en el antiquísimo poema erótico sumerio que acabas de leer? Estamos hablando de las civilizaciones más antiguas del mundo, y un poema erótico es el tal vez una de las máximas manifestaciones del refinamiento que ha logrado alcanzar una cultura.
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