Por lo general se cree que en el mundo occidental —es decir, los países de Europa Occidental, y por extensión los países que hasta hace no mucho fueron sus colonias— no ha existido otra posición sexual que la llamada "postura del misionero": la mujer recostada sobre su espalda con las piernas abiertas, y el hombre entre las piernas de ella, penetrándola. Pero es completamente imposible que ésta haya sido la única postura en la que los amantes occidentales hicieran [...]