Las posiciones para hacer el sexo tienen una importancia relativa. Hay cuestiones bastante más importantes que cambiar de posiciones durante el acto sexual, y queremos empezar por hablar de una de ellas, muy práctica y concreta. Una clave sobre lo que queremos decir podemos encontrarla en las imágenes de sexo oriental —puedes contemplar varias de ellas: del Lejano Oriente (China), de la India y del Medio Oriente (Persia).
Si nos fijamos bien, por regla general las parejas de amantes que hacen sexo en las ilustraciones eróticas del Oriente —ya sean árabes, hindúes, o del Lejano Oriente—, lo hacen sobre alfombras o sobre colchonetas, o incluso en lugares naturales, pero nunca sobre superficies con demasiados muelles. Los colchones gruesos y muelles son raros de ver en las ilustraciones eróticas del Oriente. Pero no se trata sólo de una distinción cultural. Eso tiene un sentido también más práctico.
Mucho más que la posición en que hagamos el sexo, importa que sobre lo que lo estemos haciendo no se mueva, sea una base sólida aunque cómoda. Ciertos colchones de muelles —por poner ahora un ejemplo—, suelen entorpecer los movimientos sexuales, volviéndolos erráticos, fortuitos, poco efectivos y poco controlados. Los cuerpos unidos —formando así una masa doblemente pesada— al hundirse sobre la base muelle, provocan que la horizontal no quede realmente plana, y los amantes a veces tienen que hacer equilibrio mientras se aman —sobre todo si hay uno arriba—, restándole atención al acto sexual en sí.
Sobre una base de muelle, cuando haces un movimiento que el cuerpo intuye va a ser efectivo para generar placer y amor, en realidad no es ese el movimiento que sale, sino ese más algún movimiento errático que el colchón imprima por su propia cuenta. Sobre este tipo de molicie, el colchón casi se vuelve un participante más del acto sexual, pero en carácter de polizón, sin permiso.
Sería bueno que la pareja, a partir de sus posibilidades, haga el amor sobre un soporte sólido. Un colchón que no incluya muelles —o alguna de las nuevas opciones de colchón sólido que abundan en el Mercado—, por ejemplo, estaría bien, colocado directamente sobre el suelo, o sobre una alfombra. Esta opción es adecuada porque proporciona una base suave y sólida a la misma vez, que mantiene la comodidad sin restar precisión a los movimientos sexuales. Incluso para el sueño normal, una base compacta como ésta es más sana y saludable que una con demasiado muelle. Claro, que esto es sólo una sugerencia. La decisión final siempre queda en manos de la pareja.
Es muy conveniente que, de ser posible, los amantes coloquen en torno suyo varias almohadas y cojines de diversos tamaños, que servirán de apoyo para las diferentes posiciones sexuales. Esto también puede verse en las imágenes eróticas orientales, no sólo de Japón, China y la India, sino además de Egipto, en el Oriente Próximo. Según El-Qhamid y Joseph Toledano, dentro del arte egipcio: “En muchas pinturas aparecen mujeres sujetando una almohada alargada. Se utilizaba para dormir (se colocaba generalmente debajo de las piernas) y como apoyo durante los juegos sexuales, solitarios o compartidos” (Sexualidad y erotismo en el antiguo Egipto).
Las almohadas y cojines son muy útiles: para que las piernas a veces no queden en el aire, o para que los brazos y coyunturas se mantengan en una posición natural, o para apoyar ciertas partes del cuerpo y acomodarlas, o incluso para recostar la espalda en una posición de reclinados o sentados. No siempre es imprescindible comprar estos apoyos: a veces podemos confeccionarlos en casa.
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