Aprender a hacer el sexo bien, muy bien, poderosamente bien, es el conocimiento más gozoso que existe, y el que está más al alcance de tu cuerpo. Pues nunca la práctica de aprender fue más placentera: hacer el sexo bien es algo que se aprende haciendo el sexo con toda la frecuencia posible, y —tomando en cuenta los consejos que damos—, haciéndolo de la mejor manera posible. El camino para alcanzar la cima de la experiencia sexual, se puede dividir en estos 3 niveles:

1. Hacer sexo —hacer el sexo bien— es sin dudas la experiencia más placentera que existe. No hay experiencia más intensa para un ser humano que el gozo sexual. Quien todavía lo dude, es porque aún no ha hecho bien el sexo. Para poder hacer el sexo bien, todos debemos aprender a hacer el sexo. Porque como hemos dicho otras veces: El buen acto sexual no llega de manera espontánea: hay que aprender a hacerlo bien, quitando lo innecesario y poniendo lo necesario. Cuando todos o casi todos hayamos aprendido a hacer bien el sexo, y hayamos experimentado orgasmos múltiples que nos sacudan de placer hasta los cimientos de nuestro ser, entonces todos estaremos capacitados para hablar por experiencia —y no por lecturas o porque lo hayamos oído decir— acerca de que el gozo sexual es uno de los mayores dones del ser humano.

2. Yendo un poco más allá, debemos decir que hacer el sexo muy bien, es no sólo la experiencia más placentera para el ser humano, sino que además es la más liberadora en términos de emocionales y mentales: de este punto en adelante, el buen sexo genera amor verdadero y sigue siendo el más intenso gozo físico y real. No es cierto el prejuicio tradicional de que el sexo y el amor son cosas distintas; pero esto se ha repetido tantas veces, que la nueva frase de que “el sexo se debe hacer con amor” ha terminado por quedarse también vacía. Pongamos muy en claro la verdad sobre esto: el amor se queda vacío si el acto sexual no es poderosamente multiorgásmico, y en cambio el sexo se vuelve mediocre si le falta uno de sus principales afrodisiacos naturales: el amor real que nace del gozo sexual más poderoso. El amor verdadero y el buen sexo son ni más ni menos que la misma cosa.

3. Y yendo todavía más allá, debemos decir que hacer el sexo poderosamente bien, es una experiencia que ya incluye no sólo al placer máximo, a los orgasmos múltiples y al amor verdadero, sino que debemos decir que de aquí en adelante el sexo se convierte en un camino que conduce a la emancipación y a la iluminación espiritual —lo que sea que estos términos signifiquen para cada cual en el camino de su vida. Conocer los más poderosos orgasmos y experimentar el amor verdadero, son niveles sexuales que conducen al individuo y a la pareja, de modo natural, a evolucionar emocional, psíquica y espiritualmente, emancipándose por decisión propia de todos los lastres que hasta ahora le han negado la emancipación al ser humano. El gozo sexual ha sido el vehículo de evolución más poderoso de todos los tiempos y de todas las culturas —y debido a eso los conocimientos sexuales han sido guardados en secreto en más de una época. El camino sexual es la llave no sólo de la felicidad real, sino que además abre la puerta que conduce a dar respuesta a los misterios de la vida. El gozo sexual disuelve muy eficazmente todas dificultades y conduce a la visión clara de lo que se ve y de lo que no se ve; y lo hace más intensamente y en un tiempo mucho menor que el propuesto por otros caminos.

Aprender a alcanzar la cima de la vivencia sexual y conocer el verdadero poder del sexo, es un camino de vida que incluye ir alcanzando paulatinamente estos tres niveles que acabamos de mencionar: hacer el sexo bien: hacer el sexo muy bien: y hacer el sexo poderosamente bien. Pero debemos decir que cada quien avanza hasta el nivel que avance. No es una cuestión de capacidades, pues todos los seres humanos tenemos las mismas aptitudes para lograr aprender a hacer bien el sexo. Pero sí es una cuestión de decisión, de coraje y de perseverancia a la hora de disolver los hábitos tan arraigados del viejo sexo habitual.