Por lo general, las cuestiones que hoy impiden que el gozo sexual crezca hasta agigantarse, tienen que ver —además de con la eyaculación fuera de control que le sobreviene tarde o temprano a todo hombre—, con inhibiciones inconscientes que resultan de la dinámica interior de cada cual, por más que deseemos e intentemos ser desinhibidos en el acto sexual.
En el Tantra es tanto lo que hay que profundizar en el gozo sexual, que particularmente la mujer debe aprender a no tener ni la más mínima inhibición. Aquí es donde juega un papel importante la actitud de la mujer devenida “cuerpo-que-lo-da-todo”, que se sintetiza en el mudra (gesto mágico) llamado inahuyabarada-mudra, y sobre todo en el simbolismo de Ḍombī, la mujer lavandera, aquella que no tiene nada que perder y precisamente por eso lo da todo. Ḍombī, la amante tántrica idónea debido a que es “una joven de casta inferior o una cortesana”, es descrita del siguiente modo por Mircea Eliade:
“El papel desempeñado por las doncellas de casta inferior y las cortesanas en las orgías tántricas (cakra, rueda tántrica) es conocido. Mientras más depravadas y disolutas, más aptas para el rito. Ḍombī (‘la lavandera’, nairātma, en el lenguaje secreto) es la favorita de todos los autores tántricos (por ejemplo, los caryā de Kāṇha, en Shahidullah, op. cit., p. 111. ‘Oh ḍombī! todo lo profanaste!… Algunos te dicen fea. Los sabios te aprietan contra su pecho… Oh ḍombī! Nada es más disoluto que tú!’ (Shahidullah, op. cit., p. 120, nota.) En las leyendas de los 84 mahāsiddha (magos) traducidas del tibetano por Grünwedel (Die Geschichten der 84 Zauberer, Baessler Archiv, 1916, pp. 137-228) se encuentra repetidamente el tema de las doncellas de casta inferior llenas de sabiduría, poseedoras de poderes mágicos)”.
Por supuesto, el significado principal del símbolo de Ḍombī no tiene tanto que ver con castas o clases sociales —el Tantra transgrede el sistema de castas—, ni con estereotipos físicos, sino principalmente con, como decíamos más arriba, que la mujer que va a practicar sexo tántrico sea capaz de liberarse de toda ideología, de todo interés económico, de toda historia egoica y de toda importancia personal, para de este modo, libre de equipajes de personalidad, ella haga un vuelo sexual hasta la divinidad —siempre que ella cuente, claro está, con un hombre que haya aprendido a volar tan alto como ella en el sexo. Más adelante, en este mismo acápite, Eliade vuelve a escribir sobre Ḍombī, refiriéndose en especial al lenguaje ambiguamente sexual y espiritual con que se la describe:
“El ascenso de Caṇḍālī [Kuṇḍalinī] a través del cuerpo del yogui es muchas veces comparado con la danza de la ‘lavandera’ (Ḍombī). Con ‘la Ḍombī sobre la nuca”, el practicante ‘pasa la noche en gran beatitud’ (ver los textos reproducidos por Dasgupta en Obscure Religious Cults, p.120 y siguientes)”. (Todas las citas de Mircea Eliade fueron extraídas de su Yoga, imortalidade e liberdade. Traducción del portugués nuestra.)
Cuando, por su parte, el Yoni-Tantra describe a la Shakti que está a punto de comenzar a hacer el sexo ritual, en los primeros pasos del maithuna, a grandes rasgos parece estar describiendo a Ḍombī, principalmente en su condición de ser una mujer “carente de toda vergüenza”:
“El adepto debe colocar a una Shakti dentro de un círculo. Ella por naturaleza debe ser lasciva, hermosa, carente de toda vergüenza o rechazo, encantadora, muy seductora y bella. Después de darle vijaya el adepto debe adorarla con suma devoción.
Él debe colocarla a su izquierda, y adorar su vulva adornada de vello. En los bordes de la vulva, el adepto debe poner sándalo y hermosas flores. […] Luego de oler el sándalo en la frente de ella, el adepto puede acariciar sus senos”. (Yoni-Tantra)
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