No es difícil saber que la contracción de músculos y esfínteres es muy importante en el aprendizaje del control eyaculatorio. ¿Pero por qué decimos que la relajación de esos mismos músculos y esfínteres es igual de importante? Veamos. La contracción es importante porque ayuda a alejar el pico de placer que desencadena el reflejo eyaculatorio. Pero la relajación es en realidad la quintaesencia de lograr que no haya picos de placer que controlar, y de ese modo lograr navegar en un placer cada vez mayor sin tener que reducirlo o cortarlo mediante contracciones.
En un mundo eminentemente masculino como éste, no es raro que se interprete que la contracción es más importante que la relajación, especialmente si el ejercicio lo está haciendo el hombre —téngase en cuenta que existen ejercicios semejantes para la mujer, aunque obviamente no para controlar alguna eyaculación. La contracción es el aspecto masculino de la energía muscular, del mismo modo que la relajación es el aspecto femenino de la energía muscular. Normalmente el hombre cree que lo importante del ejercicio básico para aprender a controlar la eyaculación, es contraer los músculos y esfínteres, y que la relajación es una especie de “descanso” que él hace mientras vuelve a contraer. Pero nada más errado.

La relajación luego de la contracción es un aspecto a tener muy en cuenta, porque es la que permite mantener desactivados los mecanismos de tensión que desencadenan la eyaculación descontrolada. Si aprendes a contraer, pero no a mantener la relajación, cuando sueltes la contracción y pretendas relajarte, la contracción se quedará o volverá de repente involuntariamente, y perderás el control, llegarás al umbral eyaculatorio, y el reflejo de eyacular se desencadenará como un animal salvaje al que no cuidaste bien.
Por eso debes aprender a contraer y a alejar el pico de placer que desencadena la eyaculación, pero igualmente debes aprender a relajarte de modo que la contracción no se quede como tensión, o no regrese de repente. Al no aprender a mantener conscientemente cada relajación luego de cada contracción, el reflejo eyaculatorio, por así decirlo: «se te inmiscuye sin que te des cuenta en el momento menos apropiado”. Así que atiende bien a la etapa de relajación cuando entrenes con el ejercicio, y con esa misma atención pon en práctica la relajación luego de la contracción mientras haces sexo.
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