El interés por las diversas posiciones o posturas para hacer el sexo se ha puesto de moda, como consecuencia del auge de los manuales eróticos del Oriente en décadas recientes. Este interés forma parte de un despertar sexual que ha ocurrido y continúa ocurriendo en nuestros días. Las personas, hoy más que nunca, desean gozar del sexo, y están dispuestas a aprender lo que sea para lograrlo.
Debemos decir que no está de más cambiar de posición mientras hacemos el sexo. Las diferentes posiciones sexuales pueden ser útiles por varios motivos. Durante el acto sexual podemos cambiar de posición para:
– Ganar comodidad
– Lograr una penetración más profunda o menos profunda
– Actuar con el pene sobre zonas específicas de la vagina o el ano, logrando mayor placer u otros efectos
– Evitar o aliviar calambres en partes del cuerpo que no se estaban moviendo
– No entorpecer la digestión si hace poco comimos
– Hacer posible el acto sexual cuando tenemos un brazo o pierna inhabilitado por algún motivo
– Facilitar el acto sexual a la mujer embarazada, en posiciones que no hagan presión sobre el vientre
– Dar libertad a la mayor actividad o pasividad que sienta la mujer en dependencia del momento de su ciclo menstrual en que se encuentre
– Intercambiar los roles de pasivo y activo cuando un miembro de la pareja se sienta un poco cansado o perezoso
– Poner arte, imaginación y creatividad a un acto como el sexual, tan importante para la vida en pareja
– Seguir un camino que enseñe a hacer bien el sexo
– Activar la conciencia si ha llegado el tedio en cierta posición
– Ponerle cierta novedad y exotismo al acto sexual, para volverlo más atractivo
– Convertir el acto sexual en una experiencia más movida y menos aburrida
Estos tres últimos —aunque pueda parecer todo lo contrario, y sean, de hecho, los motivos más frecuentes por los cuales las personas buscan aprender posiciones sexuales— estos tres últimos no son motivos fundamentales para cambiar de posición al hacer el sexo. El acto sexual es tedioso, viejo, poco atractivo y lleno de hábitos, cuando lo que se practica es el desgastante y mecánico sexo eyaculatorio de siempre. El verdadero acto sexual, el que la pareja hace cuando el hombre aprende a controlar su eyaculación, no necesita de cambios de posiciones para ser muy gozado, atractivo y nada aburrido.
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