En mi vientre hay como un pebetero bajo el césped.
En mi vientre hay como un pozo cuyo brocal
hubiera sido templado por el sol.
POEMA ANÓNIMO ÁRABE
Sin duda alguna —como dice el título de este escrito—, la vulva es bella sin vellos o con ellos. Depilar la vulva es una práctica que mujeres y hombres han realizado desde el origen de la cultura. Una vulva depilada luce tan bella como una vulva con toda su vellosidad natural. Hay quienes la prefieren de un modo, y hay quienes la prefieren de otro. No hay absolutamente nada de malo en ello.
Si nos dieran a elegir entre una preciosa vulva felposa de tanto oloroso vello púbico, y una encantadora vulva que de tan depilada pareciera una dulce sonrisa vertical, nos ocurriría lo mismo que al hombre de cierto cuento: pasaríamos una eternidad sin poder decidir cuál de las dos es más linda. O mejor aún, nos pasaría como al personaje de otro cuento: escogeríamos todo: daríamos el premio a las dos: a la una por mantenerse bajo el césped oloroso y secreto del jardín, como la flor más bella que lo habita, y a la otra por mostrarse con detalles claros en todo el esplendor de su belleza recién depilada.
Haber comparado —como lo ha hecho el poema árabe anónimo del que pusimos un fragmento al inicio de este artículo—, a la vulva femenina velluda con un pebetero que bajo un césped perfumara el ambiente amoroso como un carnal incienso: ésta es una de las alegorías más bellas y acertadas sobre la vulva femenina que hayamos visto alguna vez. Esta imagen árabe es muy semejante a uno de los nombres que graciosamente se le da hoy a la vulva sin depilar o depilada parcialmente: se la llama felpudo, por su semejanza con la alfombrilla espesa que colocamos ante la puerta —aunque, en este caso, de seguro que el felpudo está junto a la más hermosa y olorosa puerta que existe.
En el mundo árabe antiguo y medieval, se estilaba tanto depilar la vulva femenina como dejarle su oloroso y precioso vello púbico: ambas cosas eran muy apreciadas por el hombre y la mujer. Lo mismo puede decirse de numerosas culturas antiguas que practicaron la depilación del pubis femenino: la hindú, la persa, la egipcia, la griega, la romana. Relatos e ilustraciones sobre mujeres con el pubis depilado pueden hallarse en las páginas, pinturas y reliquias de muchas culturas desde la Antigüedad.
Ventajas y desventajas de depilarse el pubis
El vello púbico femenino ha sido llamado “colina de cañas” por los chinos taoístas —quienes también llamaron “cañada de juncos” a la vulva con su monte de Venus—; y fue llamado por los latinos mons veneris —monte de Venus, es decir, la floresta donde hace sexo la Diosa del Amor. De estos y de muchos otros modos ha sido llamado el monte de Venus en distintas culturas. Pero a pesar de la diversidad de sus nombres populares, las funciones del vello púbico son semejantes para todos los seres humanos.
Al llegar la pubertad, el cuerpo humano comienza a poblarse de vellos en diversas zonas. Una de ellas es el pubis, que hasta ese momento había permanecido lampiño. Las palabras pubis y pubertad están relacionadas etimológicamente: pubertad se deriva de pubis, lo cual probablemente se debe a las notables características que adquiere el pubis al llegar a la pubertad. De hecho, según Desmond Morris, en casi todos los casos, al llegar la pubertad —en torno a la menarquía o primera menstruación en las hembras, y a la espermarquia o primera eyaculación en los varones— el primer vello que sale es el del pubis, seguido por el de las axilas. El mismo Morris ha escrito sobre la función del vello púbico femenino: es una marca visible de que la hembra ya es capaz de tener hijos. Por eso, en décadas anteriores —antes de que se pusiera de moda el depilado púbico— las chicas se sentían incluso orgullosas de su recién salido vello púbico: era el signo de que se habían convertido en mujeres.
Sobre el pubis no solamente hay vellosidad: también hay glándulas sudoríparas y sebáceas, y debido a esto el vello púbico siempre adquiere un exquisito perfume natural que seduce mutuamente a los amantes. El pubis y el vello púbico —particularmente más en la mujer que en el hombre— son, junto con los labios vaginales, las zonas más olorosas del cuerpo, es decir, el lugar en que nuestras glándulas concentran en mayor grado nuestro olor personal. Y esto tiene una función: cuando el amor crece en la pareja gracias a que el sexo se hace bien, el hombre adora deleitarse con el olor del pubis, el vello púbico y la vulva de su amada. Si esto no llega a ocurrir así, se debe solamente a que el amor no se ha hecho lo suficientemente bien.
Pero esto no significa que no sea un deleite depilar la vulva. Hoy que la depilación de la vulva se está poniendo rápidamente de moda, se considera que dejar a la bella sin vello, a la vista con sus deliciosos labios, es un llamado al acto sexual. A lo largo de la historia la vulva se ha depilado o dejado sin depilar por diversos motivos: para exponerla a la vista u ocultarla, para que luzca más joven o mayor, para que no acumule olores o para que se ponga olorosa como una flor, para sentir la vulva más fresca durante la época de calor o para entibiarla en tiempos de frío, para estar a la moda o para ir contra la moda…
Las encuestas demuestran que más de la mitad de las jóvenes actuales se depilan de un modo u otro el pubis y la vulva. Se dice que depilar la vulva le elimina una buena parte de sus olores naturales, y hasta cierto punto esto es cierto. Pero creer que esto es algo a favor de la depilación, es tener poco amor por la vulva. Perderse el perfume natural de la vulva es casi como no haberla conocido.
Una de las funciones del vello púbico es proteger los genitales —particularmente a la vulva, que es un órgano abierto al exterior— de agentes patógenos. Por sólo poner un simple ejemplo: el vello púbico —como ocurre con las cejas con respecto a los ojos— recoge la mayoría del sudor que corre vientre abajo durante el día. El sudor arrastra bacterias, y al no haber vello púbico, el sudor que no es absorbido por la ropa sigue viaje hasta la vulva. Esto no quiere decir que la vagina sea completamente vulnerable sin vello púbico: ella tiene otras maneras de protegerse. Pero en este sentido la depilación no deja de ser una desventaja.
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