Tal vez hayas oído hablar de la meditación, o alguna vez hayas visto a alguien meditando. Casi todos asociamos la meditación con alguna imagen o con alguien que hayamos visto alguna vez sentado en la posición que en el Oriente llaman Padmasana o Postura del Loto: piernas cruzadas peculiarmente debajo del cuerpo, ojos cerrados o semicerrados, y las manos descansando sobre las rodillas, tal vez con el índice y el pulgar unidos en sus puntas formando un círculo —uno de los mudras más conocidos.
Sin embargo, lo que en el Oriente llaman meditación, no consiste sólo en esa postura corporal tan conocida. En realidad, la esencia de la meditación es aprender a vivir en el estado de armonía, equilibrio y silencio interior que todos deseamos alcanzar en la vida. Aunque sentarte a meditar en alguna āsana puede llegar a ser una experiencia extraordinaria —que debieras conocer alguna vez—, si aprendes a entrar en ese estado durante cualquier actividad que estés haciendo, vivirás con bienestar, plenitud y sabiduría, sin tener que sentarte regularmente en una postura determinada para lograrlo.
Generalmente, asociar sólo tales posturas con la meditación, determina que la inmensa mayoría de la gente sienta que su vida no tiene nada que ver con la meditación, y que meditar es una actividad que pertenece a otras culturas. Pero pocas veces sospechamos que la meditación es mucho más que una postura: lo que buscan quienes adoptan esa u otras posturas para meditar, es un estado de equilibrio interior que en realidad es el mismo estado de bienestar que todos buscamos alcanzar en la vida —como sea que le llamemos: amor, placer, felicidad, armonía, bienestar, meditación, unidad, o incluso divinidad. En realidad, lo que se llama meditación ha sido practicado por muy diversas culturas de todas las latitudes, si bien bajo otras denominaciones.
El arte de vivir meditando
El estado de meditación puedes intentar alcanzarlo desde dondequiera que estés ahora, haciendo lo que estés haciendo, quien seas, o los medios con que cuentes para lograrlo. El arte de la meditación consiste simplemente en aprender a vivir con todo tu ser relajado y mantener la energía fluyendo dentro de ti sin estancarse. La esencia de la meditación consiste en seguir algún camino —incluso el de las posturas— para alcanzar un estado de serenidad, equilibrio interior, armonía, felicidad, conocimiento, y verdadera libertad. El camino más simple y directo para alcanzar todo esto, es hallar la verdadera naturaleza de tu propio ser ahora, y comenzar a vivir regido por tu propia naturaleza real. Si quieres intentar entrar en estado de meditación, haz lo siguiente:
Ten como propósito sentir bienestar. Con ese propósito, localiza tu plexo solar (puedes tomar como punto de referencia lo que se llama la boca del estómago), enfócate ahí, y logra el máximo de relajación del plexo, y desde ahí, relaja también todo tu cuerpo. Relajar realmente todo el cuerpo no es algo que se logre al instante: en realidad, mientras más te relajes, más profundo irás viajando hacia zonas de ti que no conocías ni alcanzabas y que por eso están todavía tensas. Si logras irte relajando a ese nivel de profundidad, poco a poco entrarás en un estado de silencio interior que es el estado de meditación (que puede estar asociado a un agradable zumbido en los oídos). No tienes que reprimir el pensamiento. El estado de meditación implica no pensar, pero a eso se llega no reprimiendo el pensamiento, sino dejándolo fluir y volviéndote consciente de él: en cuanto te vuelves consciente del pensamiento (cuando atiendes a su andar compulsivo e innecesario) comienza a disolverse sin conflictos. La respiración completa te ayudará: suelta todo el aire de los pulmones, y llénalos desde abajo hasta arriba, usando toda su capacidad de oxigenación sin ponerte tenso en ningún momento, y sintiendo el puro placer de respirar. En estado de meditación, es en el plexo solar donde sentirás el centro de la felicidad y el amor, el verdadero centro de tu ser (el plexo solar es incluso el pasadizo secreto para comprender los misterios de la vida).
¿Acaso esto no es algo que puedes hacer incluso en movimiento, durante cualquier actividad? Sí, cuando le cojas la práctica, de hecho esto es algo que puedes hacer en cualquier circunstancia, porque no implica nada más que un cambio del estado de conciencia de vivir. El estado de meditación en realidad no interfiere en ninguna otra cosa que estés haciendo, sino que por el contrario: te da más conciencia de lo que estés haciendo, y te abre la posibilidad de hacerlo con más gusto y mejor.
Hagas lo que hagas, estés haciendo lo que estés haciendo, mantente sabiendo que la meditación es un estado que siempre puedes convocar: convócalo siempre. Estar en estado de meditación es ser tú mismo, es la plenitud que siempre has querido hacer realidad.
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