«¡Más aprisa! ¡Más aprisa!», gritaba la Reina Roja. Mientras, una especie de yo interno de Alicia se extrañaba: «Lo más raro del caso es que los árboles y las demás cosas que había en torno suyo no mudaban de sitio; por mucho que corrieran nada dejaban atrás». Como Alicia y la Reina Roja en este capítulo de «El jardín de las flores parlantes» (Lewis Carroll: A través del espejo y lo que Alicia encontró allí), quienes debían correr vertiginosamente sólo para mantenerse en su sitio, pues era la realidad del mundo la que se movía —episodio que incluso ha dado nombre a una teoría científica de la evolución, la llamada «Hipótesis de la Reina Roja»—; así de paradójica e inteligente resulta una de las estrategias de combate que traza Miyamoto Musashi en su Libro de los Cinco Anillos, escritura clásica del Bushido o camino de los samuráis, texto que hoy es usado incluso por los empresarios japoneses como fuente de estrategias de negocios. En el capítulo «Manuscrito del Fuego» de su libro, podemos leer la explicación de la estrategia que Musashi llama «sujetar la almohada»:
«Sujetar la almohada» significa que cuando habéis alcanzado realmente el dominio de mi ciencia y estáis luchando contra un adversario, siempre que éste dé muestras de intentar hacer un movimiento, lo percibís antes de que actúe. (Miyamoto Musashi: El libro de los Cinco Anillos.)
La estrategia de la Reina Roja y «sujetar la almohada» se asemejan en tanto que el éxito se obtiene al actuar de prisa solamente para mantener las cosas como están. Entonces: ¿Cómo puede aplicarse esta estrategia de «sujetar la almohada» dentro de la vida en pareja, que es lo que en este sitio nos interesa? Para que las relaciones de pareja no se malogren, es necesario viajar más rápido que el ego, que siempre corre a instaurarse entre la pareja cuando el período de enamoramiento ha quedado atrás.
«Sujetar la almohada» en términos de pareja, asumiendo al ego como principal enemigo, significa: uno, aprender a hacer bien el sexo, de modo que llegue a ser amor; y dos, comunicarse profundamente, sin que haya el menor límite para eso. Asumido el amor como un campo de batalla, éstas, buen sexo y comunicación, serán las dos piedras angulares que liquidarán al enemigo y nos otorgarán la victoria. Uno de los puntos más importantes en el sentido de la comunicación —el que eleva el método a una verdadera estrategia—, es comprometerse a comunicarse: luego, cuando los hábitos normales de la incomunicación humana intenten imponerse, la fuerza del compromiso dejará al ego fuera de combate.
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