Si deseas aprender cómo se hace el sexo tántrico, no sólo debes ocuparte de saber cómo practicar el Tantra en el sentido del acto sexual en sí mismo. También debes saber qué tipo de vida vivir para que lo grandioso del sexo tántrico sea posible. El sexo habitual destruye toda posibilidad de que el sexo tántrico genere un estado de felicidad y realización. Y como el sexo habitual es también una forma de vivir, para ser tántrico hay que cambiar en cosas de la vida diaria más allá del acto sexual mismo. El Tantra no es solamente una manera de practicar el sexo, sino que es toda una actitud ante la vida.
El sexo tántrico no tiene nada que ver con la moda tántrica
Si lees escrituras originales de la tradición tántrica —como las que estaremos citando en este artículo—, te encontrarás muchas propuestas atractivas, tales como: “la realización se alcanza satisfaciendo todos los deseos” (Guhyasamaja Tantra), “el gozo del mundo es el éxtasis de la realización” (Shiva Sutras) o “uno no debe someterse entonces a ninguna restricción” (Tantrâloka de Abhinavagupta). Todas estas frases tántricas originales, y muchas otras, han sido malinterpretadas desde la óptica del sexo tántrico occidental, y usadas para justificar modas sexuales desenfrenadas, sociopolíticas y pseudomísticas que casi nada tienen que ver con el Tantra originario.
Las escrituras tántricas a veces son paradójicas, cifradas, difíciles de entender si no se tiene la experiencia real de lo que dicen. Contienen más de un principio que aparenta decir una cosa mientras realmente dice otra. Muchas veces las escrituras tántricas parecen decir cosas muy apetecibles que justifican una vida de saturnales, orgías y sexo desenfrenado, tales como “el sexo tántrico siempre se hace con la mujer de otro” (tradición tántrica de Assam) o “adora la vulva todos los días… Sin unión sexual nunca hay liberación” (Yoni Tantra), y otras muchas frases como estas, que pierden sentido si las leemos fuera de su contexto textual, cultural y espiritual.
Sin embargo, en otros casos —y estos son los casos que rechazan los practicantes del Tantra de moda, que sólo quieren enterarse de lo que se refiera a lo que llaman “sexo tántrico”—, las escrituras tántricas aparentan decir cosas que pueden parecer excesivamente restrictivas y “pasadas de moda”, como aquellos pasajes del Mahanirvana Tantra que dicen que “una mujer nunca debe ser independiente”, que ella “debe dedicar todo su ser al servicio de su esposo”, y que además la mujer “que en cuerpo, mente y palabra, y mediante actos agradables, siempre complace a su esposo, alcanza la morada de Brahman”.
Estas últimas son frases que parecen sacadas de un libro de educación cívica de los años ’40 del siglo XX, pero que en verdad no se salen ni un ápice de la tradición sexual tántrica, dentro de la cual la conciencia de la Shakti es pasiva, y toda actividad mundana de su parte —incluidas las acciones que las mujeres occidentales actuales consideran “emancipación sexual”— la conduce a la perdición y no a la emancipación, por más que eso se aparente.
Las modas sociopolíticas y de género, y las supuestas emancipaciones que no lo son, deben dejarse a un lado para caminar la vía tántrica. El sexo tántrico y la vida tántrica implican un tipo especial de relación interdependiente entre la mujer y el hombre, en la cual ella es la Diosa en persona, es todo el poder y toda la divinidad, pero no es la forma y el orden. La forma y el orden proceden de la conciencia masculina, de la conciencia del hombre verdadero, que es igual de necesaria.
El hombre y la mujer se necesitan total y mutuamente para lograr la verdadera emancipación. Cualquier tipo de machismo o feminismo no sólo está fuera de lugar, sino que además puede ser un enorme ruido que impida lograr las verdaderas metas del camino. Y crean ilusiones que ponen en peligro la salud mental de la pareja en un proceso realmente profundo de redistribución de la energía psicofísica.
Por supuesto, ese esposo que el Mahanirvana dice que la esposa debe servir, no es un hombre común y corriente, sino un hombre que cumple con los votos tántricos del Kalachakra —que pronto citaremos—, es decir: un hombre que consagra su vida en adorar y servir a su mujer en el sentido más amplio, hondo y verdadero que puede tener la palabra servir.
Sin el amor y la divinidad de la mujer y sin la forma y el orden del hombre, no hay camino de emancipación posible ni para la mujer ni para el hombre. Esto es parte esencial del sexo tántrico y del camino tántrico. Creer otra cosa sobre esto es no andar la vía tántrica real y es no lograr un sexo tántrico profundo.
Por supuesto, no tienes que hacer nada de esto que el Tantra original propone. Puedes hacer lo que quieras con tu vida: aprender a controlar la eyaculación para ligar más, darte a la más completa promiscuidad y creer que eso es espiritual. Además de, trastocar la divinidad sexual tántrica de la mujer con la soberbia sociopolítica de la mujer, confundir la devoción del hombre a la mujer con la humillación de lo masculino por lo femenino, decir que el Tantra es un tipo de feminismo, y muchas cosas más puedes creer.
Pero entonces ponle tu nombre a lo que crees y haces con tu energía sexual, y no le llames Tantra a eso. Para ser tántrico debes seguir la vía tántrica, no un refrito de lo que te convenga del Tantra. Sólo de este modo estarás realmente practicando sexo tántrico.
Votos de sexo tántrico y niveles avanzados del control de la eyaculación
Lograr el estado de simple felicidad que propone el Guhyasamaja cuando dice que la iluminación es la “satisfacción de todos los deseos” —lo mejor sería traducir: “la satisfacción de la raíz de todos los deseos”—, es más trabajoso de lo que parece. Y sobre todo hay que saber que el sexo tántrico es un camino, no una simple meta que se alcance sin esfuerzo. El verdadero Tantra (que no es el Tantra express del que por moda se habla tanto en los medios), implica como mínimo cumplir con unos votos como estos:
“No menospreciaré el camino
de los tántricos…
Adoraré a las mujeres.
Evitaré la compañía de los extraviados.
No perderé mi mente ni mi visión
durante la unión sexual.
Mantendré firmemente el propósito
de usar el placer como camino…
No emitiré el semen y mantendré una actitud pura.
No tendré miedo al penetrar en la iluminación”.
El sexo tántrico como una actitud ante la vida
Este fragmento que acabamos de citar pertenece al Kalachakra Tantra (La Rueda del Tiempo), un libro de la tradición Vajrayana —o Budismo Tántrico, también conocido como Vehículo del Diamante—, en este caso no del Tíbet sino de Nepal, la misma tierra de las célebres Kumaris. La autoría de esta escritura tántrica a veces se atribuye al Buda Siddhartha en persona, también nepalí de nacimiento. Como se puede ver en el fragmento citado, el Tantra va más allá del sexo tántrico en sus aspectos prácticos —por ejemplo, controlar la eyaculación en el caso del hombre—, y abarca toda una manera de vivir.
La traducción del fragmento la hicimos nosotros, pero téngase en cuenta que es una traducción “suave”. Los términos originales son mucho más técnicos. Por ejemplo, el Vajrayana —y el Tantra en general—, llaman kunda o white boddhicitta al semen en estado material, ya que dentro del Tantra hay otros términos para referirse al semen en estado de transmutación o ya transmutado en energía espiritual.
En el texto no decía “semen” sino kunda, tal como a veces en otros textos dice bindu y a veces śukra. Todos son términos tántricos para referirse al semen en distintos estados de evolución. En sánscrito, la frase tántrica boddhicittam notsṛjet significa “el semen no debe ser eyaculado”, lo cual, como veremos, es la piedra angular del sexo tántrico y se repite en muchas escrituras.
Pueden variar los términos de una escuela tántrica a la otra, pero en general puede decirse que el Tantra tiene tantas palabras para referirse al semen “como palabras tienen los esquimales para referirse a la nieve” —es sólo un ejemplo pintoresco que ponemos. El grado de sofisticación de la terminología seminal tántrica es muy elevado. (Ver en el tomo 4 de nuestro libro 10 ejercicios para aprender a controlar la eyaculación, la sección titulada: «Los muchos nombres del semen y su uso para un buen acto sexual».)
El sexo tántrico y los 4 estados de conciencia del ser humano
Uno de los aspectos más interesantes del Kalachakra Tantra —que el Dalái Lama tanto admira y comenta—, es su descripción de los cuatro estados de conciencia del ser humano:
❶ La vigilia, el estado cotidiano de conciencia.
❷ El sueño o estado de conciencia del cuerpo físico dormido.
❸ El ensueño o estado que nuestra conciencia experimenta dentro de los mundos que vivimos mientras estamos soñando, en especial si tomamos conciencia de que estamos soñando.
❹ Un cuarto estado extraordinario de conciencia que resulta del orgasmo acrecentado, semejante al estado de conciencia que genera el consumo de plantas de poder tradicionales.
Obviamente este cuarto estado de conciencia orgásmica dentro del sexo tántrico ocurre en un nivel mucho más avanzado que el simple control de la eyaculación. Controlar la eyaculación a voluntad mediante técnicas físicas es sólo el primer paso para lo que realmente importa: sublimar el semen, transmutarlo en conciencia al hacerlo ascender. Esto no es imaginario, sino un hecho muy real, que abre para el hombre y para la mujer una experiencia extraordinaria como consecuencia del sexo tántrico.
El Vajrayana, la Alquimia Sexual china —bastante diferente del Tao sexual—, la Kabbalah hebrea y el Cuarto Camino de Gurdjieff, están de acuerdo en que la llamada “caída” del ser humano y la pérdida de un estado originario de conciencia paradisiaca, ocurre cuando el hombre adquiere la capacidad de eyacular. Por eso es que el propio Kalachakra Tantra asevera que: “En la práctica Kalachakra, la emisión del semen (boddhicitta blanco) es la caída radical”.
O sea, que en la práctica el hombre tántrico está más cerca de ser un monje casto que un libertino de discotecas el sábado por la noche. Vamos a suponer que se trata meramente de un mito eso de que “Adán dejó de ser inmortal cuando eyaculó por primera vez” —Adán no es el varón: Adán es el andrógino originario, que luego fue desglosado en Is (varón) y Eva (hembra). Lo cierto es que da igual si consideramos a la lujuria contemporáneamente como una parafilia, o tradicionalmente como un pecado capital, o incluso si a la manera Vedanta consideramos a la lujuria como un demonio que posee el Svadhistan Chakra (el centro energético de los genitales).
El caso concreto es que hoy, más que nunca, toda la energía de la pareja se escapa por esa brecha inconsciente que es el hábito masculino de eyacular sin control al final de cada breve acto sexual. Eso mantiene a la pareja no ya sin evolucionar, sino incluso sin amor real. Sería un gran paso si el hombre al menos se ocupa de aprender a mantener a raya su reflejo eyaculatorio durante 20 ó 30 minutos más que hoy. Lo extraordinario comenzaría a llegar a lo sexual y empezarían a tener experiencias de sexo tántrico reales.
Unas gotas más de historia del sexo tántrico
El Kalachakra es una corriente tántrica que al parecer se halla sólo en Nepal. Antes existió en la India, pero como todo el Budismo Tántrico, fue expulsado por la invasión musulmana —y ahora además ha sido bastante expulsado del Tíbet luego de la cruenta invasión china y la transmigración de chinos al Tíbet. El Dalái Lama ha comentado poderosamente el camino del Kalachakra.
El Budismo Tántrico del Tíbet y Nepal es casi siempre mucho más radical y profundo que el Tantra hindú —con una gran excepción en la India: el Kaula Tantra, que con frecuencia es idéntico al Shivaísmo Tántrico, y que es sumamente profundo, tal vez por estar ya en las faldas del Himalaya.
Ni siquiera el Tantra Sahajiya —que ha sido la corriente tántrica más reciente en la India, y la más lejanamente semejante a lo que en Occidente han querido llamar Neotantra—, logra ser tan profundo como el Kaula. El Sahajiya es bastante “potable” para la mente occidental, probablemente sea el más legible para la mente occidental dentro de todos los caminos tántricos. El Tantra de Assam obtiene el segundo lugar. Pero en cambio el Kaula está realmente a la altura de la espiritualidad sexual Vajrayana: es de esos caminos cuyos libros, aun traducidos al inglés, siguen estando en sánscrito y en tibetano. Es decir, que sus conocimientos “son invisibles para la vista” de los no iniciados.
En algunos escritos ya hemos hablado un poco del Tantra Kaula —una de cuyas principales escrituras es el célebre Kularnava Tantra, uno de los pocos Tantras que se han traducido al español.
El sexo tántrico no es un juego
El camino del sexo tántrico incluye hallar dentro de la mujer no sólo un placer divino, sino además todo el desamor de la humanidad en la forma de odio y a veces cólera inexplicable. Eso es así y no se puede evitar. O como dijo Barry Long —probablemente el más grande maestro tántrico occidental de todos los tiempos—, si los amantes no alcanzan el nivel del desamor acumulado dentro de la mujer, entonces entre ellos no está ocurriendo nada serio ni profundo.
Y ese infierno femenino del desamor acumulado se experimenta como un auténtico infierno: el más auténtico de los infiernos, un infierno personalizado y especialmente hecho a tu medida, porque se basa en tu propia energía psíquica. De ahí los muchos avisos que los maestros tántricos hacen con respecto a que el Tantra es el más difícil de los caminos. El Tantra es, sí, el más placentero de los caminos, pero también es el más difícil de todos los caminos porque:
- Logra la iluminación más rápido, pero llegas a las dificultades más rápido para poder trascenderlas.
- Como todo trabajo con la energía sexual, requiere aprender a tener control y a generar un estado de vacío, de modo que la pasión sea manejable y no se desborde hacia estados negativos de conciencia.
- La energía sexual es comparable al fuego: si lo controlas es un buen amigo, pero si se va de control se convierte en el peor de los enemigos.
- El sexo tántrico genera un enorme gozo sexual y orgásmico, pero ese mismo gozo te lleva hasta los cimientos de la mente, para que la liberes.
- Hay que aprender a fomentar un estado de positividad mental, ya que negatividad el ser humano ya la tiene en exceso y tiende compulsivamente a ello. No es que importen la positividad ni la negatividad en sí, sino que una cosa compensa a la otra y conduce al vacío, al estado de meditación.
- El gozo sexual que promueve el sexo tántrico, purifica la mente hasta los cimientos, y saca de ahí “lo bueno” y “lo malo”, así que necesitarás sabiduría real para manejar correctamente tu vida, porque la moral normal dejará de tener significado para ti sin que puedas evitarlo.
Así como estas, pueden enumerarse muchas otras razones por las cuales el sexo tántrico no es un juego y es algo que debe practicarse con toda conciencia. Sin miedo, pero con toda conciencia. De lo contrario puedes perder el precario equilibrio mental que da la vida humana normal, pero al no poner nada en su sitio (por ejemplo, al no poner la mesura y el orden que traen el buen sexo y la sabiduría real), corres el riesgo de entrar en caos.
Puedes decir, sin temor a equivocarte, que practicar sexo tántrico implica deconstruir tu vida normal y reconstruirla para que sea una vida fuera de lo común en cuanto a gozo, felicidad, realización e iluminación, pero también en cuanto a retos y superación más allá de todo límite normal.
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