Durante el sexo que hoy por hábito haces, sólo sientes el 10% del placer que sentirías durante un sexo más completo. La causa fundamental de que el sexo hoy no sea bueno es que el hombre siempre eyacula, y termina antes de que la pareja haya hecho el amor realmente: él ya terminó, y la mujer todavía no ha comenzado. Por eso el sexo habitual no sólo no genera amor, sino que va consumiendo el poco que haya: toda la magia se escapa con la constante eyaculación. Para que el sexo sea mucho más placentero y genere amor, es necesario comenzar a hacer un acto sexual nuevo y realmente bueno. El primer paso es que el hombre comience a aprender a controlar voluntariamente su eyaculación, y no eyacule al menos hasta que el sexo haya sido satisfactorio para la pareja.
El acto sexual que habitualmente hace la pareja es bastante corto —todo acto sexual de menos de media hora es corto—, siempre culmina precipitadamente con la eyaculación descontrolada del hombre, y la mayoría de las veces no incluye el orgasmo de la mujer —situación que hoy continúa siendo asumida como algo “normal”, a pesar de tantos estudios al respecto, científicos o no. El primer mal hábito sexual, el más arraigado de todos, es hacer el sexo para eyacular cada vez: de ahí en adelante todo marchará mal. Este mal hábito básico es lo que determina que en principio nuestro acto sexual no sea amor, sino reproducción interrumpida. Esto lo iremos viendo con más detalle.
La mayoría de las veces este modo de practicar el sexo es tan habitual, que no es considerado como un problema sino como algo corriente o «normal» tanto por los miembros de la pareja como por quienes les debieran dar una guía para amar. El sexo habitual es una de las mayores fuentes de problemas en la vida, y sin embargo, hasta ahora, él mismo ha sido un problema invisible o pasado por alto. El acto sexual debe cambiar radicalmente, o el amor seguirá siendo una cuestión más hablada que sentida. El sexo con amor y el amor con sexo, hasta hoy han sido sólo teoría, sólo una buena propuesta que no se ha realizado. Tenemos que cambiar nuestra manera completa de concebir el sexo: no puede haber cambios a medias, o los viejos hábitos siempre regresarán y nos harán fracasar.
Deja tu comentario