Por supuesto, la comida rápida —que ya vemos que puede llegar a ser todo un estilo de vida asociado a la velocidad vital y el apuro— termina por afectar el acto sexual, que comienza a hacerse con prisa, y por tanto mal; y viceversa: el apuro sexual también acelera el ritmo del resto de las actividades de la vida, provocando a la larga que la vida pierda sentido, porque realmente no se disfruta.
La colisión entre, por un lado, una cultura que promueve el consumismo obsesivo de comida chatarra y, por otro lado, una cultura, aparentemente contraria, de publicidad basada en cánones de belleza femenina delgada o incluso escuálida, provoca trastornos como la anorexia nerviosa, que afecta principalmente a las mujeres, sobre todo a las más jóvenes. La anorexia nerviosa también tiene relación con lo sexual, no sólo porque la escasa nutrición reste fuerzas para hacer sexo o disminuya las posibilidades de gravidez y maternidad, o porque la delgadez se busque para supuestamente “lucir bien” frente al sexo opuesto, sino además porque la contradicción morbosa entre el apetito natural del cuerpo y el miedo artificial a comer y engordar —que conduce a no comer o a inducir el vómito luego de comer—, muy pronto se reflejan en una actitud sexual ansiosa y contradictoria que desea el sexo y a la vez lo rechaza.
Dentro de la cultura tántrica de la India, que hace gran énfasis en el uso de la sexualidad y del placer sexual en pos de la evolución espiritual, se considera que la comida natural es de por sí un gran afrodisiaco. Dentro del rito sexual tántrico está prescrito que se consuma carnes, pescado, cereales y otras sustancias, porque estimulan el deseo sexual y hacen posible su satisfacción. El hambre habitual, y en general la ausencia frecuente de sensaciones de saciedad gástrica, provocan que el cuerpo se ponga en estado de alerta o alarma de nutrición, y preste menos atención a cuestiones que, frente a la subsistencia alimentaria, resultan secundarias. El sexo es una de ellas; y así pues, cuando hay hambre, el sexo se hace deprisa, si es que se hace.
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