Para quienes se dediquen a actividades artísticas o creativas —e incluso para quienes no se dediquen a ellas—, será provechoso saber que el sexo profundo abre el espíritu, decodifica la percepción, sensibiliza la mente, y genera no sólo gran creatividad, sino incluso inspiración.
CREATIVIDAD E INSPIRACIÓN SON COSAS DISTINTAS
A primera vista la creatividad parece lo mismo que la inspiración; pero no son lo mismo. La creatividad es la capacidad de hacer surgir algo «nuevo» usando como base todo lo humano conocido hasta ahora, o gran parte de ello. En cambio, la inspiración es el don de crear algo absolutamente nuevo, traído desde lo más hondo del espíritu humano —individual y de especie—, de modo que aunque la obra nunca haya sido vista, leída o escuchada antes, todos o muchos la sienten como suya y se identifican con ella.
Se puede decir que una obra inspirada es algo que procede directamente de lo divino —lo que sea que eso signifique para cada cual—, aunque sólo pueda nacer a través del talento completamente desarrollado. Pero tanto la creatividad como la inspiración necesitan de lo que se llama oficio, arte de hacer, para que la obra pueda venir a la vida con su mejor forma —adecuada no sólo a la comprensión humana normal, sino además a la percepción epocal.
EMPATÍA Y SIMPATÍA, COMPASIÓN Y RECEPCIÓN
Gracias a que el buen sexo aumenta la empatía —la capacidad de percibir y sentir lo que otro percibe y siente—, y aumenta la verdadera compasión (cum + pasión: ‘pasión juntos’, con el sentido original de la palabra simpatía); es decir, gracias a que el buen sexo desarrolla la percepción de ser todos un solo espíritu, la verdadera experiencia sexual desarrolla también la capacidad de ponerte en el lugar de quien consume la obra de arte, lo que se llama la recepción de la obra de arte, y eso es vital para quienes realizan trabajos de edición o producción de cualquier tipo.
El buen sexo desarrolla la capacidad de no sólo producir buen arte, sino además de saber en qué formas poner el arte a existir dentro de este mundo, para que sea adecuadamente percibido y comprendido según la sensibilidad de la época o el específico estado de conciencia de la humanidad.
LA INSPIRACIÓN SÍ EXISTE
A veces se ha dicho que la inspiración no existe, o que fue un invento ingenioso de los románticos decimonónicos, a partir de su gran pasión por lo medieval. Pero eso es cierto solamente en parte. La inspiración sí existe, aunque para llegar a ese nivel es necesario abrir las puertas del espíritu mediante el sexo profundo, que desarrolla al máximo todas tus capacidades y tu individualidad. Eso es ir más allá de lo conocido: a lo desconocido, que es la fuente del verdadero artista y de la obra realmente inspirada.
El buen sexo tiene sobre el cerebro y sobre el ánimo un poder estimulante fuerte, no sólo en un sentido afrodisiaco —que lo tiene y con mucho—, sino además en un sentido psicotrópico, como el de ciertas sustancias o plantas que estimulan y profundizan las funciones cognitivas y la atención —con la ventaja de que el sexo logra esto de un modo absolutamente natural y fluido, a partir de las propias funciones corporales, sin rupturas perceptuales fuertes.
En ocasiones —por ejemplo, cuando a través del buen sexo te has liberado de traumas emocionales o psicológicos profundos, y sientes que has nacido de nuevo—, el buen sexo tiene sobre la conciencia un poder semejante al de los verdaderos enteógenos naturales: llevarte a percibir la trascendencia, lo que normalmente no se percibe o se pasa por alto. El buen sexo es poesía, es música, es el mejor cine, es vivir la realidad como un mito, o más bien es resucitar el mito del que la realidad se deriva. Escribir, pintar, componer música o generar materiales audiovisuales —y todo esto lo decimos por experiencia— se vuelven actividades más prolíficas y más fecundas y más llenas de sustancia, cuando el sexo se ha hecho bien.
SEXO Y ENSUEÑO
A veces, luego de un profundo y orgásmico acto sexual, si entras en un dulce estado de somnolencia o ensoñación, puedes llegar a tener sueños muy lúcidos y trascendentes, a través de los cuales —de la manera más iluminada y profética— encuentras la solución a grandes problemas de tu vida, de tu vida en pareja, y de la vida en general. La sustancia originaria de las grandes obras de arte y de los verdaderos escritos, muchas veces nacen de los sueños de sus autores —lo sepan ellos o no. Los sueños son la semilla de la realidad, como dicen ciertas antiguas sabidurías. La mejor realidad y el mejor arte, nacen a partir de los sueños más iluminados.
En el ámbito del sueño, a veces recibes la inspiración de forma abstracta, simbólica o alegórica; pero a veces todo es tan directo como que escuchas la canción, o lees el escrito o te lo dicen, o ves el cuadro ya hecho aunque tal vez animado, o ves la película ya en acción; y luego entonces te levantas y tomas nota —en esas ocasiones puede que te despiertes con un recuerdo extraordinariamente claro de lo que soñaste, aunque quizás también necesites entrenarte para que cuando te despiertes puedas recordar lo que soñaste.
Para lograrlo, quizás te sea útil aprender a darte cuenta de que estás soñando, no después, sino en el mismo momento en que estás soñando. Eso le dará un nivel de realidad tan vívida al ensueño, que de veras estarás allí, y cuando despiertes, lo recordarás todo tan claramente como cuando recuerdas un lugar real que acabas de visitar. Entonces, con esa conciencia tan clara del sueño y de la sustancia de la inspiración, te será mucho más simple escribir, pintar, trazar escenas o componer lo que en el sueño se te reveló.
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