La pintura prerrafaelista es bastante conocida. De todos modos, para quienes no la conocen o quieran profundizar en ella, remitimos a nuestro artículo sobre el tema —que incluye 3 galerías bien nutridas y abarcadoras. Hoy queremos hablar de otras cosas, aunque relacionadas con la estética y la ética prerrafaelistas. Hay algunos pintores que, sin que pueda considerárseles propiamente miembros de la Hermandad Prerrafaelita, no pueden dejarse del todo fuera de esa etica-estética, ya sea porque estuvieron muy relacionados con los prerrafaelistas, o porque recibieron gran influencia de ellos. Tal es el caso de, por ejemplo, Lawrence Alma-Tadema, y de quien hoy nos ocupa: William-Adolphe Bouguereau.
Bouguereau es un pintor francés que normalmente se enmarca dentro de la pintura neoclásica o académica. Eso está fuera de duda. Pero la influencia prerrafaelista, como puede verse en sus cuadros, se nota en su búsqueda del equilibrio entre la pasión romántica y la perfección estética neoclásica, entre la inspiración genuina y el cuidado de la forma, entre la idealización mitológica y la presencia más o menos directa de la vida cotidiana, entre la exaltación emocional y el detallismo de las formas, los colores alucinantes, la luz espiritual y el rigor compositivo —a veces un poco barroco—, y el gusto académico por el putto alado junto con el gusto romántico por retratar campesinas —si bien demasiado pulcras y arregladas como para ser reales.
Aunque en mucha menor medida que en los cuadros prerrafaelitas, en Bouguereau ocurre esa síntesis de las dos corrientes estéticas principales del siglo XIX: el romanticismo y el neoclasicismo. Las diosas que pintaba Bouguereau nunca dejan de ser mujeres comunes y corrientes también. Eso puede notarse en esa combinación entre la visualidad escultórica neoclásica y el colorido sensual y naturalista romántico —en especial cuando se trata del cuerpo de la mujer, que tan presente estuvo siempre en sus obras. Increíblemente, aunque en verdad es lógico, las mujeres de Bouguereau —como las mujeres que pintaban Rossetti, Millais, Collier, Leighton, Waterhouse, o Alma-Tadema— casi siempre tienen un cercano parecido a la visualidad de las actrices del cine silente, sin que lleguen nunca a parecer flappers.
Sin más, les dejamos con una selección de la obra del pintor William-Adolphe Bouguereau (1825-1905), quien vivió y murió en Francia y fue totalmente reconocido en vida como artista. Su obra fue admirada por Napoleón, y lógicamente fue amada por el exquisito romántico que fue Chopin. Pero en cambio fue rechazada por colegas pintores post-impresionistas tales como Van Gogh, Cézanne o Gauguin, quienes estaban totalmente divorciados de cualquier vertiente de ese academicismo pictórico del que Bouguereau fue sin dudas un gran representante.
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