El gozo nace cuando el placer sexual se convierte en placer de amor, y es también la permanencia de la sensación del orgasmo más allá del momento del acto sexual: se experimenta como una relación feliz con tu amante y con la vida. Es una mezcla perfecta de placer sexual y sentimiento amoroso, un regocijo extraordinario que sólo podemos definir como «sentimientos sexuales», que son sublimes y etéreos, y a la vez terrenales y concretos. Al principio del camino, estos sentimientos sexuales de gozo se experimentan esporádicamente; luego se sienten con mayor frecuencia. El propósito ideal es permanecer así siempre, para lo cual hay que transformar no sólo el acto sexual sino también la relación cotidiana. Pero vale la pena, porque el gozo sexual es un pasadizo a la tierra secreta y mágica del amor.
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