La sexualidad maya (la de los mayas antiguos) despierta tanto como el resto de sus manifestaciones culturales. Y no en balde es así. Una cultura tan rica como la maya siempre tendrá muchas cosas que enseñarnos para mejorar la sexualidad del presente. En el arte maya, aunque hay excepciones, la representación de los genitales por lo general es más sugerida o simbólica que explícita. Basta ver, por ejemplo, el Códice Dresde, para notar que está repleto de referencias sexuales discretas, siempre sugeridas y nunca del todo manifiestas.

Fragmento del Códice Dresde en que una joven Diosa Luna hace el amor con el viejo Dios de la Lluvia, Chaac. Tal como ocurre en el arte chino tradicional, en el arte maya es frecuente ver a hombres de edad avanzada con una extraordinaria potencia sexual.

La sexualidad maya ridiculiza el pene grande

Esta discreción de la sexualidad maya implica que cuando en el arte tradicional aparece un pene visible o notable, tiene una función muy significativa. Por lo general, los antiguos mayas, tal como los antiguos griegos, siempre que en un fresco, una estela o una escultura querían ridiculizar a los prisioneros o simbolizar los peligros del exceso sexual, los representaban con el pene grande. Famosos son, en este sentido, los ejemplos de Palenque y Dos Caobas (Chiapas), Naj Tunich y Kaminaljuyú (Guatemala), o la escultura del joven maya de Cumpich (Campeche) estrangulado por su propio pene.

En este sentido también resulta significativo que en maya yucateco se use una misma palabra: toon, para designar el pene del burro o el caballo y el pene grande de un ser humano. Son referencias sutiles de la sexualidad maya que sugieren mucho. A diferencia de las culturas contemporáneas ―que apoyadas por la pornografía y los mass media creen en el mito de que el pene grande es símbolo de éxito y virilidad―, para los antiguos mayas el pene grande era símbolo de lo desproporcionado y lo bufonesco.

Incluso las representaciones de grandes falos de piedra de los mayas yucatecos ―por ejemplo, en Loltún (Oxktuzcab, Yucatán) o en el Templo de los Falos de Uxmal―, no simbolizan un mero culto al pene grande, sino que tienen función de fertilidad y de reclamo de la lluvia que tanto escaseaba en la península. (Para más detalles, ver nuestra serie «Vida sexual de los mayas»).

No importa el tamaño del pene según la sexualidad maya

En general, muchas culturas han considerado que el pene grande es algo grotesco y problemático, y no algo conveniente para el acto sexual, como muchos creen hoy en día. Por ejemplo, a través de algunos mitos de los shuar —especialmente los mitos sexuales relacionados con Kaká—, sabemos que el pene grande es motivo de vergüenza y tristeza, e incluso provoca incapacidad de tener relaciones sexuales con mujeres normales.

Ciertos personajes shuar que, debido a azares mitológicos, terminaron con el pene agrandado por hacer el coito con quien no debían, necesitaron luego poner el pene en su tamaño normal antes de poder volver a copular con su esposa. La conclusión de uno de esos mitos es que los seres humanos no debemos imitar a los animales, porque eso trae problemas.

Tomando en cuenta que la inmensa mayoría de los hombres en realidad tienen el tamaño del pene dentro de un rango muy semejante, la noción de la sexualidad maya de que el pene grande es grotesco o bufonesco en vez de idóneo, por contrafuego ayuda a confirmar que el tamaño del pene no importa en lo absoluto: lo importante es que el hombre aprenda a hacer bien el sexo con su pene natural, sea del tamaño que sea.

Es cierto el refrán que dice que no importa el tamaño del pene: lo importante es aprender a usarlo bien. De seguro que Xtabay gustaba de todo tipo de penes, porque lo importante era que supieran abrirse camino desde su sexo hasta su corazón. Una vez más, bravo por la sexualidad maya.