Se ha dicho que el sexo es bueno para la salud, por diversos motivos más o menos conocidos. Pero ahora debemos añadir que, si bien el sexo habitual es bastante bueno para la salud, el tipo de acto sexual que hemos propuesto —el sexo en que el hombre demora la eyaculación al menos hasta que el acto sexual sea realmente bueno— tiene, además de los conocidos, efectos aún mejores sobre la salud, no sólo porque es mucho más intenso, extenso, frecuente y profundo que el sexo habitual, sino además porque hace trabajar músculos y glándulas que normalmente trabajan poco. Por sólo mencionar algunos ejemplos:

– El acto sexual quema muchas calorías, y si se hace con frecuencia e intensidad, aunque no provoca un adelgazamiento notable, puede hacerte bajar un poco hasta tu peso normal. La apasionada actividad física aumenta la transpiración, lo cual es saludable para la piel. La sensación de constipado —congestión nasal y paranasal, destemplanza, decaimiento, etc.— puede ceder, al menos temporalmente, durante o después del acto sexual. La nariz se destupe casi al instante.

– En la mujer, hacer sexo frecuentemente y con verdadero placer estimula la producción de estrógenos, y el aumento de esta hormona acentúa y embellece las formas femeninas, la piel, el cabello y los labios, aumenta el deseo sexual y el buen humor, disminuye la cantidad de colesterol malo en sangre, fortalece los huesos, y regula el ciclo menstrual. (Ver nuestros ebooks Todo en belleza y Feminidad: la gracia de ser mujer.)

– En el hombre, la actividad testicular durante el sexo —que no necesariamente implica eyaculación— estimula la producción de andrógenos, y el aumento de estas hormonas acentúa caracteres de la masculinidad, tales como la musculación, la virilidad, la rectitud, la constancia, y la proyectividad, así como la fertilidad. (Ver nuestros ebooks 10 ejercicios para aprender a controlar la eyaculación y Masculinidad: el coraje de ser hombre.)

– El sexo frecuente renueva conexiones neuronales, de modo que no sólo crece la creatividad, sino además la sensibilidad genital. Si, por ejemplo, durante un mismo día haces el sexo tres veces sin eyaculación, comprobarás que cada nueva vez hay más placer y más amor que en la vez anterior. Si hace tiempo no hacías sexo —porque te habías desinteresado o desencantado del anodino sexo habitual—, cuando lo hagas bien, redescubrirás cuánto te gusta realmente el sexo real, y cuánto bien le hace a tu salud —si es que desde ahora aprendes a hacer bien el sexo. (Ver más detalles en nuestros ebooks El sexo es bueno para la salud, Amor Sexual: ilumínate haciendo sexo, Guía para el buen sexo y Los 10 consejos prácticos para hacer el amor)