Los amantes, para ser buenos amantes en el sexo, deben comunicarse a fondo en todo momento. Ser buenos amantes tiene todo que ver con comunicarse a fondo. Así que no se corten: hablen, dialoguen de lo que sea que tengan que dialogar. Todo es digno de ser hablado —no hay ningún tema demasiado pequeño o insignificante: si para ti es importante, entonces es importante, y si para tu pareja es importante, entonces es importante. La norma de lo importante no es objetiva: es importante lo que consideremos importante, y en el marco de la pareja, es mejor que lo importante para los dos incluya por completo lo importante para cada uno. No hay nadie de afuera que deba participar en ese criterio: sólo los dos amantes son los dioses de su universo.
Todo lo que no es hablado a tiempo, termina por convertirse en discusión. Una discusión de pareja no es más que una conversación a destiempo. En realidad, la discusión es la misma conversación que en su momento los amantes hubieran tenido con buen ánimo sobre temas frescos —aunque quizá polémicos o conflictivos— que surgen de la vida juntos, pero que al haber sido reprimida en su momento, ahora vuelve generando mal ánimo y temas rancios.
Así que habla ya, ahora, de lo que tengas que hablar. Nada es demasiado serio, y a la vez todo es bien serio. Ningún asunto a conversar debe ser subvalorado. Cuando se trata de dos, es mejor tomar en cuenta lo que sea que cada cual tenga que decir. Cualquier cosa aparentemente insignificante puede ser importantísima, tal vez no para ti, pero sí para tu pareja, y tal vez no te lo dice porque a ti te parece trivial —pero un día te sacará todo lo que te lleva acumulado.
A lo mejor tu pareja o tú se han escondido algo que les duele mucho, debajo de algo en apariencia insignificante —esto es un mecanismo psicológico que los seres humanos utilizan frecuentemente, para aliviarse o evitar el dolor emocional. Quizá, mientras hablas o mientras escuchas, descubras que no es nada importante lo que te ponía de malhumor o lo que ponía de malhumor a tu pareja: lo importante tal vez sea el diálogo mismo, esa energía fresca que comienza a circular entre ustedes, esa corriente que se lleva las emociones rancias. O quizá, por debajo de las cuestiones cotidianas, halles un viejo dolor que ahora por fin podrás liberar. No te guíes por las apariencias: en general, si mediante el diálogo indagas en las cosas, puede que descubras que debajo de los asuntos aparentemente más simples o triviales, se encuentran los resortes de toda la vida. De cualquier modo que tú entiendas o sientas que debes hacerlo, así comunica tu interior con el exterior, para que alcances armonía. Esto es algo que sólo se comprende del todo en la práctica.
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