“Aprender” teóricamente a besar es algo bastante absurdo. Sería como que un niño aprendiera teóricamente a caminar o a comer. Aprender a besar, tal como esas actividades vitales, es un aprendizaje puramente corporal, mezcla de intuición y práctica, en el que la razón no participa salvo para entorpecer el proceso.
Aquí tienes, no obstante, estos consejos simples para besar, que no buscan en absoluto ser un algoritmo rígido en que pensar mientras besas, sino un grupo de estímulos que te ayuden a encontrar dentro de ti tu propio conocimiento para besar bien:
- El primer consejo para besar bien es poner el corazón y los cinco sentidos en la boca, es decir, besar con atención y con intención, y nunca hacerlo mecánicamente o por pura formalidad, ni mucho menos “porque todos lo hacen y eso quiere decir que es necesario hacerlo”. Pareciera una simple alegoría, pero es completamente cierto que, si besamos bien, el beso puede comenzar siendo una sabrosa fusión de labios, luego pasar a ser una fusión de cuerpos, y finalmente terminar siendo una fusión de almas.
- Relajar y ablandar los labios amplifica su sensibilidad y su eficacia al besar, y los vuelve más abiertos al tacto del placer y el amor. Endurécelos o compáctalos sólo si con intención vas a buscar sensaciones específicas. Si no, prefiere poner los labios como si su carne fuera «cremosa» o «líquida». Si aprendes a mantener relajados los labios también durante la vida cotidiana, ganarán ese color tan atractivo que el acto sexual les otorga, y que el creyón labial sólo imita lejanamente.
- Los besos son un gozo exquisito de la temperatura, pero también de la humedad. Permite que tu saliva tibia fluya e impregne tus labios, y asimismo permite que tus labios se enchumben en la saliva que estará fluyendo en la boca de tu amante mientras se besan. La saliva no sólo es un excelente lubricante para besos —y para cualquier tipo de acto sexual en general—, sino que además es un excelente sensibilizante, que humecta, entibia y acrecienta el tacto en general, y el sentido de la temperatura y de las texturas, en especial las texturas de la rica mucosa interior de la boca, y del delicado tejido de los labios, tan sumamente sensible.
- Los labios de tu amante —sea mujer u hombre— son como una vulva femenina. De hecho la vulva femenina ha sido comparada con una «sonrisa vertical». Durante un buen beso, la boca de tu amante es una «vulva horizontal». Así que besa y lame los labios de tu amante como una vulva, en la carne de sus bulbos y también en sus comisuras, semejantes a la posición del clítoris. Puedes lamer las comisuras como si lamieras el capuchón del clítoris durante el cunnilingus —este tipo de lamida de comisuras, a la mujer la conduce al paroxismo del placer en el momento en que ella está teniendo un orgasmo.
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