Recién le comentábamos a un lector del Amor Sexual que hace unos 20 años tuvimos un maestro asiático cuya sola presencia provocaba un intenso dolor de cabeza —justamente en el Tercer Ojo—, y por momentos estar junto a él te generaba visiones luminosas reales de su aura —sin necesidad de imaginar absolutamente nada y sin haber tenido demasiado entrenamiento previo.
Luego de iniciaciones como esas, percibir el cuerpo luminoso, los centros energéticos y la subida de la energía sexual, se convierte poco a poco en experiencia real, más allá de la mera «visualización». Lo que se llama «visualizar» —es decir, usar la imaginación para fomentar la percepción y desarrollar la conciencia— puede ser una herramienta útil; pero nunca debiéramos creer que el mapa energético del cuerpo humano trazado hace siglos por el Tantra se puede reducir a una imaginería, mucho menos a una imaginación.
A partir de los primeros siglos de nuestra era, la influencia tántrica fue arrasadora en todos los caminos de la India, el Tíbet y sus intermedios. Los diagramas del cuerpo luminoso con sus chakras y nadis, así como la poderosa energía Kundalini —simbolizada por una serpiente enroscada 3 vueltas y media en el Muladhara Chakra— son un aporte que el Tantra hizo a las artes visuales y escritas indias y a todos los caminos espirituales, incluido el Occidente en la actualidad.
Ninguna vía espiritual escapó de la influencia tántrica —el Yoga en sus diversas variantes, el Vedanta, el Shivaísmo, el Vaisnavismo, el Budismo, el Jainismo, el Sijisimo… Todos recibieron influencia visual y conceptual del Tantra, en especial de sus diagramas energéticos de chakras y energías que despiertan y ascienden. Estos órganos sutiles, aunque con frecuencia se representan mediante símbolos —lotos, serpientes, ruedas que giran, fuegos, soles, estrellas…— no son meras imaginaciones sino realidades en el nivel más sutil del cuerpo humano y del cosmos. Si evolucionas lo suficiente, podrás sentirlos tal como sientes tus demás órganos, en su morfología real y no en forma de flores, animales, elementos o astros.
A lo largo de años hemos conocido a personas que creen que los chakras, los nadis y la Kundalini son imaginaciones o son como metáforas de fenómenos psicológicos, o incluso creen estar percibiendo estas cosas sólo por el hecho de imaginarlas o hablar de ellas. Y por supuesto, terminan dándole un significado personal a esos símbolos y creen que eso es lo que se busca. La imaginación creativa, bien usada, puede ser un don provechoso. Pero si se usa mal, se puede convertir en involución y generar imaginaciones innecesarias o ilusorias.
Es por eso que Hugh B. Urban —uno de los indólogos occidentales más notables y profundos de la actualidad— ha dicho que el Tantra ha terminado convirtiéndose para los occidentales en un término vacío donde insuflan sus propias creencias, que casi siempre son creencias cristianas transfiguradas en su opuesto, en consonancia con la nueva espiritualidad globalizada, que es una combinación de pseudoespiritualidad oriental-occidental, consumo express con resultados rápidos sin responsabilidad individual, noción capitalista mercantil y utilitaria de servicio entre maestro (coach) y discípulo, comodidad individualista con reclamo de derechos de postventa del conocimiento y la mercadería, y una cultura espiritual reducida a lo fuertemente audiovisual con mínima o ninguna capacidad de lectura o investigación, mucho menos en fuentes originarias en idiomas no occidentales.
El uso de la imaginación en el contexto de la sexualidad espiritual
El uso de la imaginación en contextos espirituales puede ser enajenante, especialmente si se trata de usar la sexualidad como vehículo de evolución. La sexualidad como “religión”, y las imágenes casi cinematográficas e hiperrealistas de cuerpos llenos de “puntos de luz” que se corresponden a la secuencia cromática según la longitud de onda, y que “estallan y conducen al paraíso” sin demasiados esfuerzos —sólo por pagar cursos y talleres tántricos express— son fuente prolífica de imaginaciones para la mente occidental, e incluso para la mente oriental.
De hecho algunos maestros tántricos hindúes desaconsejan tales usos de la imaginación —tanto como desaconsejan, por ejemplo, el uso de metáforas durante el lenguaje llano en la vida cotidiana. En general el Tantra recomienda la rectitud de pensamiento y de lenguaje. La conciencia ya es lo suficientemente evanecescente y sinuosa como para añadirle además los abismos de la imaginación y los laberintos de las metáforas.
La imaginación aplicada al sexo también puede ser un arma de doble filo. En otro artículo comentábamos la importancia de aprender a hacer buen sexo con el cuerpo y con los genitales, no con la imaginación. Lo mismo hay que decir sobre estos temas espirituales: no deben reducirse a imaginaciones.
Nuestro consejo es que, para empezar, no intentes ser tan «espiritual» en el acto sexual, porque puedes terminar imaginando cosas que realmente no estés viviendo —es algo que hemos visto en muchos practicantes durante años: muchas palabras en sánscrito, en chino o hebreo, muchos chakras, muchos discursos sobre Kundalini, muchas «visualizaciones» energéticas, muchos logros imaginarios, pero pocos logros en la vida real, pocas vivencias reales en lo más concreto del aquí y ahora.
Los chakras deben sentirse vibrando justo donde están —los diagramas son sólo un apoyo para la experiencia real—, tal como sientes tu corazón o tus miembros, y el ascenso de Kundalini tiene que ser un hecho real. Si todavía no sientes estas cosas, déjalas para más adelante, cuando las sientas realmente. No las imagines como una especie de “ficción luminosa”, porque puedes extraviarte. De hecho, el ascenso de la Kundalini no es un juego. Te obliga a encarar tus límites y carencias en todos los niveles; de otro modo no hay ascenso posible. Pero enfrentar eso no es algo que puedas planear. Es demasiado real.
Para aprender a hacer el sexo realmente bien y evitar imaginaciones pseudo-tántricas, sé corporal primero que todo: haz el sexo puramente con el cuerpo. Más adelante, cuando el buen sexo sea de veras real, podrás vivir experiencias mágicas y espirituales gracias a la poderosa energía sexual. Pero no intentes empezar por ahí: empieza por generar el placer real y el orgasmo abundante. Sólo después ve más allá.
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