La responsabilidad real con el amor no tiene nada que ver con ponernos serios o formales, o aparentar que no nos interesa el sexo. Ser responsables con el amor es decir: “Me interesa tener un bello sexo contigo y hacerte reír de puro gozo y felicidad”. En esto consiste la verdadera responsabilidad, y desde este nuevo punto de vista, seguro que te gustará ser responsable.
Responsabilidad significa hacerlo todo perfectamente bien en la vida, para optimizar la energía y el tiempo, con el propósito de poder hacer bien y con más frecuencia el sexo y generar felicidad real. Nadie ha hecho ni hará las cosas bien por otro motivo que éste: debajo de todo otro motivo subyace la búsqueda del placer sexual —aunque esté muy escondida o enmascarada. Ésta no es una afirmación inmoral o una tergiversación de la moral, sino que más bien es una renovación de la moral tradicional, de modo que sea mucho más honesta que lo que siempre ha sido, y realmente propicie la felicidad de la gente en vez de obstaculizarla.
Es mejor quitarnos toda máscara, y por fin admitir que el impulso sexual es lo que realmente lo mueve todo en la vida. Aceptar esto, nos convertirá en seres realmente responsables de que la vida transcurra bien, una buena voluntad basada en nuestro propio interés e impulso, sin que tengamos que aprenderla en libros de educación formal.
Es mejor que el sexo sea algo posible y alcanzable, que vaya bien e inunde de felicidad todo en la vida. Si este propósito de hacerlo todo perfectamente bien para que el sexo vaya perfectamente bien se convirtiera en una nueva ética consciente, el mundo dejaría de ser un sitio lleno de mal humor, ineficacia, infelicidad, desamor, ansiedad, promiscuidad e inmoralidad. Todos estos males nacen de la creciente cantidad de obstáculos que debemos cruzar para llegar al sexo… pero haber llegado es una ilusión, siempre hay una actividad más que hacer, y el sexo otra vez se demora. Por entre las brumas de la vida contemporánea se puede percibir, bajo la inmensa ansiedad de las cotidianas actividades, un deseo de que el sexo real inunde todo en la vida. La gente está ya cansada de que la actividad por la supuesta subsistencia crezca, en detrimento del sexo.
El gozo sexual es algo secundario solamente para quien no lo ha conocido bien, o para quien está aterrorizado por la mojigatería pseudorreligiosa, o para quien ha olvidado que lo que busca en la vida es gozo sexual. Las religiones que niegan el sexo, aunque dicen querer el bien del mundo, lo que hacen es generar sufrimiento desde hace siglos. El gozo sexual es lo más esencial para todos, y quien no lo asuma así, inconscientemente andará errante siempre buscándolo, aunque seguramente llamándolo por otros nombres: realización profesional, fiesta, fama, moda, riqueza, ascenso de clase, familia, perdón, dios, emancipación, conocimiento, utopía, civilización, etcétera, etcétera. Mejor no sigamos buscando el gozo sexual donde no está, para que el planeta no se siga deteriorando debido al hiperconsumo que resulta de nuestras innecesarias, excesivas y desatinadas actividades.
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