“La mayoría de los hombres aprenden de sexualidad
a través de la masturbación y la pornografía. Por la razón
que sea (culpabilidad, inexperiencia, miedo a ser pillados)
aprenden a masturbarse rápidamente”.
MANTAK CHIA, EL HOMBRE MULTIORGÁSMICO
Más allá de cualquier pronóstico moral, es cierto que la pornografía ―si no es demasiado grosera, grotesca, falsa o violenta― puede servir como afrodisiaco natural inicial para un impulso sexual demasiado menguado. Aunque no lo parezca, ésta es también una de las funciones ―la más elemental de todas― de las imágenes y esculturas sexuales tántricas: impulsar la libido inicial. Pero sólo esto: inicial.
Más allá del inicio, la pornografía no sirve más que para enajenar y desvincular el cuerpo real de la mente. La experiencia sexual es, primero que todo, cuerpo. Si no lo hacemos con el cuerpo, la experiencia no es real, y lo peor es que las parejas que consumen porno mientras hacen sexo, terminan imitando las falsedades que los actores XXX les sugieren. Por eso es que el maestro taoísta Mantak Chia aconsejaba:
“Si utilizas pornografía o textos eróticos para excitarte, una vez que lo logres intenta dirigir la atención a tus sensaciones corporales. La pornografía, aunque puede aumentar nuestra energía sexual, nos distrae y puede hacer que nos resulte difícil concentrarnos en las sensaciones corporales cuando estamos cerca del orgasmo. Muchos hombres aprenden a darse placer con la pornografía, y aunque este no es el mejor lugar para discutir los pros y los contras de esta costumbre o de la industria sexual, es importante reconocer que la pornografía tiene éxito cuando te aleja de ti mismo. En las prácticas sugeridas por este libro [El hombre multiorgásmico] tienes que ir hacia dentro y experimentar tu propio placer, no la idea del placer que pueda tener otra persona”.
La excitación automática y frenética que el hombre busca con el porno, por lo general conduce pronto a la eyaculación precoz (EP) ―no sólo en sentido clínico, sino también en sentido amplio de eyaculación antes de tiempo, un problema que todos los hombres tienen. Así comentaba Chia en otra parte del mismo libro:
“Las películas pornográficas, cuyo «argumento» generalmente sólo sirve para unir unas escenas de sexo con otras, deberían ofrecer la oportunidad de aprender un repertorio sexual más amplio. Sin embargo, el movimiento frenético e ininterrumpido de buena parte de la pornografía refleja más el ritmo masturbatorio de la mano masculina que las sensaciones sutiles y profundas del contacto sexual de carne y hueso.
No debe sorprendernos que los hombres occidentales, acostumbrados a películas, televisión y pornografía, eyaculen tan rápido. Casi un 80 por ciento de los hombres estudiados por Kinsey eyaculaban dos minutos después de efectuar la penetración. Ambos, hombres y mujeres, salen perdiendo con estos coitos que son como un fuego rápido”.
Y añade:
“La mayoría de las películas pornográficas retratan a hombres que penetran a sus parejas haciendo un movimiento pendular dentro-fuera hasta que eyaculan, por lo que no debe sorprendernos que la mayoría de los hombres piensen que eso es lo que se debe hacer. En realidad, este movimiento de penetración rítmico es la mejor receta para tener una eyaculación rápida que deje insatisfechos tanto al hombre como a la mujer. Los taoístas reconocieron que un movimiento adecuado es esencial para sentir placer durante el coito, controlar la eyaculación y mantener la salud sexual”.
Y finalmente:
“Muchos expertos y terapeutas sexuales occidentales recomiendan cultivar activamente las fantasías sexuales. Evidentemente, pueden ayudarte a generar energía sexual durante el cultivo solitario, pero cuando estás con tu compañera, confiar en las fantasías sexuales tiene sus riesgos. El intercambio de energías yin y yang con tu compañera es real, no imaginario. Si centras la energía sexual en una amante idealizada o en una imagen pornográfica, no podrás sentir el profundo flujo de energía real que hay entre tú y tu compañera. Las fantasías te impiden estar plenamente presente y apreciar lo verdaderamente fantástico de aquélla y de tu propio potencial para experimentar junto a ella las cumbres del éxtasis”.
(Todas las citas de Mantak Chia fueron tomadas de su libro El hombre multiorgásmico.)
Es obvio que hoy por hoy, y de manera exponencialmente creciente ―debido a la Internet y a la facilidad de consumir cantidades astronómicas de porno gratis―, los hombres asiduamente se masturban mirando clips XXX de todo tipo. Los sitios web de porno con el tiempo se han convertido en gigantescos almacenes que incluyen todo: desde el softcore hasta las prácticas más bizarras, freaks o de extrema violencia sexual.
El consumo de porno es una práctica más que estimulante, altamente adictiva y avasalladora, y sabemos que estos comentarios son casi «palabras dichas en el desierto». Pero no está de más decirlas: si vas a consumir porno, úsalo solamente como impulso inicial ―aunque ni siquiera esto te recomendamos. En cambio, si aprendes a hacer el sexo bien ―lo cual en primera instancia significa aprender a controlar tu eyaculación―, las escenas porno comenzarán a parecerte poca cosa.
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