A todos nos gusta el placer sexual, y eso precisamente es lo que se busca en el sexo tántrico. Cuando el sexo tántrico se lleva hasta sus máximas consecuencias, el placer sexual se convierte en la vivencia más gloriosa posible para el ser humano.
Todos los placeres sexuales no son iguales. Por ejemplo, entre el placer sexual y el placer amoroso hay una gran diferencia. El placer sexual se experimenta sólo entre los genitales unidos, y aunque eso está pero que muy bien, no es una experiencia muy diferente del placer que siente cualquier mamífero durante los pocos minutos que dura el acto sexual reproductivo. El sexo tántrico, en cambio, nos enseña a expandir el placer sexual más allá de los genitales, a experimentar gozos orgásmicos inimaginables, y a convertir el amor en un estado de conciencia.
Cuando el placer es sólo sexual el hombre va tras la eyaculación, y la mujer, incluso si en el mejor de los casos ella llega a 1 orgasmo, puede casi ni sentirlo, porque es un evento puramente fisiológico, físico, genital. En cambio, el placer amoroso, aunque se sostiene intensamente entre los genitales unidos, también implica al resto del cuerpo, y especialmente cala en el corazón, no en un sentido romanticoide, sino en un sentido tremendamente poderoso que convierte el acto sexual en un estado de conciencia acrecentada. Esto no ocurre durante el sexo habitual sino durante el sexo tántrico.
Ocurre que los genitales normalmente carecen de la sensibilidad para que el placer alcance niveles extraordinarios. Por eso hemos recomendado un Masaje Genital que libera el pene, y sobre todo a la vagina, de tensiones y de pasado. Con este ejercicio los genitales aumentan su capacidad de dar y recibir amor, y la vagina se vuelve especialmente multiorgásmica, pero no con orgasmos superficiales, sino orgasmos densos y profundos. Este Masaje Genital es además como un masaje en la conciencia, que nos prepara para estados de percepción fuera de lo normal.
El placer sexual ascendente
Lo que ocurre es que la energía Kundalini tiene un circuito especialmente enervado de nadis a la altura del corazón. Se experimentan sentimientos orgásmicos cuando el gozo sexual une debajo a los dos genitales y arriba a los dos corazones en una sola vibración. La experiencia de gozo durante el sexo tántrico es indescriptible y hace realidad el amor sin que haya que imaginarlo.
Cuando hay placer amoroso, el orgasmo sacude muchas veces a la mujer hasta los cimientos de su ser, y también el hombre puede llegar varias veces al orgasmo sin haber eyaculado. Es un evento extraordinario el multiorgasmo femenino, y también es extraordinario el multiorgasmo masculino, que ocurre de manera ascendente, sin eyaculación. Que el hombre aprenda a controlar su eyaculación es una condición para el sexo tántrico.
Nada de esto es teoría: es pura práctica y experiencia al alcance de quien lo intente. A este tipo de placer que llega al nivel espiritual sin dejar de incluir lo físico en grado supremo, más bien debemos llamarlo “gozo sexual”. O como le llama el Tantra: ānanda, un estado de conciencia orgásmica que va más allá del acto sexual y alcanza a la vida diaria.
El ānanda o placer sexual supremo en el Hevajra
No es raro que el Tantra lleve la experiencia del placer sexual todavía más lejos. Por ejemplo, un libro como el Hevajra Tantra (de la tradición Vajrayana) establece 4 niveles de placer sexual, refiriéndose al placer sexual como ānanda, es decir, “gozo sexual”. Los 4 niveles del gozo sexual o ānanda (llamados “Los 4 Gozos”) según el Hevajra (Parte 1, Capítulo 1, párrafos 25-31) son estos:
❶ Ānanda: El “gozo sexual” normal que resulta de la pura unión del “loto” (blando = abierto = revelación = lugar secreto = vagina) con el “vajra” (duro = poderoso = diamante = rayo = pene).
❷ Paramānanda: El “gozo sexual perfecto” o refinado, que va más allá de los genitales y de la unión sexual “normal”, e incluye reabsorber los fluidos sexuales femeninos y masculinos combinados.
❸ Viramānanda: El “gozo sexual de la extinción”, porque llega tan profundo que extingue la pasión (es lo que otro libro de Vajrayana, el Guhyasamaja Tantra, llama “la satisfacción de todos los deseos”).
❹ Sahajānanda: El “gozo sexual innato”, que es el gozo sexual que resulta de experimentar todos los niveles anteriores, y alcanzar un estado de conciencia acrecentada que permite percibir lo que está más allá de los sentidos, es decir, percibir el todo como unidad.
Viajando hasta las raíces del placer sexual
Otra vez hay que decir: téngase en cuenta que esto no es una teoría. El Tantra no hace teorías. Es un camino eminentemente práctico, y sus verdades, por muy raras que parezcan, se basan en lo más denso y profundo de la experiencia del placer sexual, o es mejor decir: gozo sexual. Pero para llegar a estos niveles, es necesaria mucha práctica en el camino del sexo tántrico, que es muy distinto del sexo común y corriente.
El ānanda tiene significados distintos dentro de las diferentes vías del hinduismo. Pero dentro del Tantra (sea hinduista o no), el ānanda siempre está relacionado con la unión placentera entre el loto (yoni = vulva o vagina) y el vajra (lingam = pene). El placer sexual es la base no sólo de todos los placeres, sino que incluso es la base de todas las experiencias de la vida.
Es importante comprender el placer, pero sobre todo es importante experimentar el placer a profundidad, viajando en el placer hasta las raíces mismas del placer. Todo placer nace como extensión del placer sexual, y de hecho el mundo —como interfaz humana ilusoria del planeta— nace y crece de la ausencia del ānanda.
Tal como los Upanishads cuentan que el mundo va surgiendo a medida que el hombre busca a la mujer sin encontrarla nunca —aunque él tenga el pene dentro de la vagina de ella, sigue separado de ella porque no hace bien el amor—, así mismo según el conocimiento tántrico el mundo surge del vacío de la vagina siempre anhelante del ānanda en sus cuatro niveles.
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