A veces se ha recomendado, para que el hombre empiece a controlar la eyaculación a voluntad —o al menos para alargar el tiempo del acto sexual lo más posible antes de que él eyacule—, que la pareja practique sexo en alguna de las posturas sexuales en que la mujer está encima. En algunos caminos sexuales del Oriente esta es la regla, y varios maestros actuales han recomendado este método en que ella maneja al pene y es activa desde el inicio del acto sexual.
Se supone que dichas posiciones, en las que el hombre permanece relativamente inactivo y en que ella maneja al pene, le ayudan a él a mantenerse sexualmente más “frío” o más “tibio”. Mientras es la mujer quien se mueve ya que ella maneja al pene, y le imprime una temperatura “caliente” al coito. Todo esto puede ser verdad, pero sólo hasta cierto punto.
El método en que ella maneja al pene es bueno, pero no es el único
La pareja puede poner en práctica el método en que ella maneja al pene, y de seguro, para empezar, obtendrá algunos logros en materia de placer. Gracias a la temperatura baja del hombre, los amantes harán un acto sexual por lo menos mejor que el sexo habitual. Es decir, un acto sexual en el que él logre controlar la eyaculación a voluntad. Incluso es posible que si ella maneja al pene dentro de su vagina, lo lleve a actuar donde más ella lo vaya deseando, y así ella gane en placer y en orgasmos.
Sin embargo, el inconveniente principal de este método en que la mujer está encima, ó en que ella maneja al pene es el siguiente. Como quien va marcando el ritmo sexual es la mujer —y ella, debido a su naturaleza femenina, cuando aumenta la excitación, tiende a perder todo tipo de control (lo cual es muy bueno para ella)—, ella no podrá saber a ciencia cierta cuándo debe ralentizar el ritmo porque la eyaculación de él se está acercando, o incluso no sabrá cuándo detenerse porque se acercó demasiado. Esto trae como resultado que se se dificulte para el hombre poder controlar la eyaculación a voluntad.
Aunque ella maneja al pene, nadie mejor que él sabe cuando hay que controlar la eyaculación a voluntad
Para poder controlar la eyaculación a voluntad de un acto que el que ella maneja al pene, el hombre sólo cuenta con su voz, con lo que le pueda ir diciendo a ella. Si es que logra decirlo a tiempo, y si es que ella logra escucharle también a tiempo, en medio de su pasión desatada. Para una mujer que está cerca del orgasmo —momento en que la eyaculación de él puede acercarse bastante—, la orientación de detenerse no es la más esperada ni deseada, porque lo cierto es que el control sexual no tiene casi nada que ver con la naturaleza femenina y sí con la masculina.
Este método en que ella maneja al pene, no es un timón tan eficaz para controlar la eyaculación a voluntad, al menos en los inicios. Por otra parte, este método de que ella maneja al pene no ayuda a desarrollar el poder controlar la eyaculación a voluntad propiamente dicho, sino que mantiene al hombre fuera del «área de peligro», lo cual le impide entrenar realmente en la práctica el verdadero control de la eyaculación en plena prueba de fuego sexual. Que el hombre se mantenga pasivo ayuda a la pareja a aprender cómo durar más en la cama, pero para amar realmente hay que ir más lejos que eso.
El poder controlar la eyaculación a voluntad no consiste en que el hombre tenga que mantener alejado el placer para no eyacular. Poder verdaderamente controlar la eyaculación a voluntad consiste en aprender a crecer enormemente en el placer, y aun así permanecer sin eyacular —no como una represión, sino como una nueva cualidad, como un nuevo nivel adquirido mediante entrenamiento y práctica.
De forma ideal el hombre poco a poco deberá llegar, más allá de controlar la eyaculación a voluntad, a no tener que controlar la eyaculación en absoluto, porque esta deje de ser un reflejo automático y se convierta en una capacidad a la que el hombre se abandona cuando él lo decida, y no cuando un nivel de placer alto lo obligue a eyacular. Es una etapa como esta de desarrollo en el control de la eyaculación por parte del hombre, dará igual si ella maneja al pene.
No hay que abusar de este método en que ella maneja al pene
Por lo tanto, recomendamos no abusar del método en el que ella maneja al pene, al menos para empezar. Ya que puede crear falsa apariencia de evolución sexual en el hombre, cuando en verdad él sólo ha estado lejos del área en que necesita el control, y cuando empiece a hacer movimientos, posiblemente descubra que en realidad sigue sin poder controlar la eyaculación a voluntad. El hombre es de naturaleza activa y también debe aprender a amar activamente manteniendo el control a voluntad de la eyaculación.
La evolución en el camino del control de la eyaculación no promueve solamente cambios físicos, sino además emocionales y mentales en el hombre, que son por lo menos la mitad de la capacidad de permanecer amando y controlar la eyaculación a voluntad y sin necesidad de evitar el placer para eso. Así pues, no dejen de usar algunas veces este método en que ella maneja al pene, pero tengan en cuenta que no es el único. Controlar la eyaculación a voluntad en el hombre es sobre todo un arte en movimiento.
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