Al comienzo de la unión sexual
Conserva el fuego del inicio
Y así prosigue
Evitando las cenizas del final.
VIGYAN BHAIRAV TANTRA
Mucho se ha hablado de los beneficios de la Kundalini, esa energía secreta que los seres humanos llevan en la base de la columna vertebral, y que bien despertada y ascendida mediante el sexo, puede promover no sólo el goce sexual intenso y profundo, sino además la buena salud y la evolución espiritual. También no pocos han hablado de las dificultades intrínsecas de este proceso de la iluminación espiritual mediante el sexo. La Kundalini no es un problema en sí: es un enorme poder evolutivo intrínseco del ser humano, que puede ser manejado mediante el sexo. La Kundalini puede ser amiga o enemiga. Es un fuego poderoso que, como todo fuego, necesita un lecho que le impida salirse de control, y de ese modo poder ser amigo y no enemigo. El modo de ponerle un lecho al fuego de la energía sexual es práctico: buen sexo y buena comunicación.
El buen sexo y la buena comunicación son el lecho que convierte en amiga a la Kundalini. Para la pareja occidental contemporánea común, que no cree demasiado en los efectos de yantras, mantras, mandalas, asanas, etc. —debido a que no pertenecen a su propia tradición cultural y espiritual—, la principal sadhana (conjunto de técnicas) para lograr crecer en placer sexual, amor y conciencia, está constituida por el buen sexo y la buena comunicación: estas dos pueden ser las piedras angulares de la sexualidad sagrada contemporánea dentro de culturas no orientales; al menos para la pareja común y corriente, que no pretende entrar de lleno en la profunda metafísica de la verdadera sexualidad oriental —la cual se encuentra mucho más allá de Kama Sutras o Jardines Perfumados.
Los tremendos conocimientos de la seductora erótica mística oriental, no solamente necesitan una traducción hacia términos y sintaxis occidentales, sino que además necesitan una traducción cultural. Por “traducción cultural” aquí entendemos el trabajo de hallar conocimientos relativamente equivalentes entre culturas, de modo que en verdad se comprendan. Esto es muy necesario para que la sexualidad sagrada del Oriente se vuelva realmente accesible para el occidental, y para que quienes tienen una búsqueda auténtica en ese sentido, no sigan repitiendo frases y ritos sin comprenderlos del todo.
Mediante el sexo adecuadamente practicado y la comunicación profunda, cualquier par de amantes de cualquier lugar del mundo puede convertir a la Kundalini —que en realidad es un patrimonio sexual de todo el género humano, cualquiera que sea el idioma en que se le nombre— en poder que los haga evolucionar como pareja y como seres humanos —mucho más que usando meramente iconografías, imaginarios y palabras de culturas y lenguas que no comprenden a fondo ni les son del todo sagradas, y que por tanto no les tocan en lo más hondo y dejan de imantarles cuando pasa algún el tiempo: casi nunca llegan a convertírseles en un camino de vida.
El buen sexo despierta la verdadera energía sexual, acrecienta el gozo, la felicidad, el buen ánimo, la salud, y abre la psiquis a la evolución espiritual. Es cierto algo que decía Miranda Shaw: «En la práctica tántrica, uno va más allá del placer y sigue el placer hasta su raíz, que es el núcleo de la mente y está hecho de puro gozo. Entras en el terreno del puro gozo, que está más allá de los sentidos pero que tienes que utilizar los sentidos para alcanzarlo. Has usado la sensación de placer y has ido profundamente hasta su núcleo». Cuando a través del placer acrecentado comienzas a alcanzar ese núcleo de la mente, experimentas no sólo la felicidad de lograrlo, sino además descubres las cosas que en ti actualmente te impiden permanecer en la felicidad.
El placer profundo te pone directamente frente a tus límites, así como frente a los límites de tu amante, además de ponerlos a ambos frente a los límites de la pareja que forman. Esta conciencia del límite, y no sólo del gozo, tiene la función de abrirte caminos de trabajo con tu espíritu y el de tu pareja, para ir evolucionando cada uno, y juntos. El placer profundo realiza esa purificación, fortaleciendo lo que realmente eres y disolviendo lo que no eres. Pero no todo es pasivo: es necesario trabajar activamente para lograr la evolución espiritual, la purificación de ti mismo y tu pareja.
La fuerza activa de este trabajo es la comunicación, la comunicación profunda durante la vida cotidiana, es decir, empeñarse en establecer una relación que nunca está dada espontáneamente sino que hay que realizarla, hay que esforzarse por lograrla. La buena comunicación, o sea, la comunicación profunda, quitando todo tapujo psicológico para poder expresarte realmente y escuchar realmente, es una actividad que muy pronto se transforma en una potencia que cumple perfectamente las funciones que en otras culturas y caminos cumplen los mantras, los yantras, etcétera: descorrer el velo del subconsciente y trabajar con la psiquis profunda, de un modo tan trascendente que en verdad llegas a emanciparte.
Deja tu comentario