Mirar a otras personas haciendo sexo siempre ha sido poderosamente atractivo para el ser humano. Esto se cumple mucho más en la era digital, cuando el porno está a un par de simples clics de distancia. Hay montones de sitios web y Buscadores ultra-especializados que te facilitan hallar tus más grandes e inconfesables delirios sexuales puestos en práctica por otros —sin que tengas que esforzarte para nada—, además de que te sugieren otros delirios sexuales que nunca se te habían ocurrido, escenificados ya por actores que cumplen a la perfección con estereotipos físicos y raciales, o ya por otras parejas bizarras que no sólo ponen en práctica sus fantasías sino que además las publican desde su habitación.
Nunca fue más fácil consumir porno, además de que es un tipo de voyeurismo cómodo —en la privacidad del hogar— y nada engorroso ni peligroso —0% de relaciones sociales o de trabajo para el ligue, y ninguna probabilidad de pillar infecciones de transmisión sexual. No es extraño que en pocas décadas el consumo de porno haya crecido hasta donde nadie nunca lo creyó posible.
Un vistazo a las estadísticas del consumo de porno
Si echas un vistazo a las cifras, notarás que el consumo de porno a través de Internet ha crecido de manera astronómica en los últimos años. Veamos un poco algunas de las famosas cifras aportadas por uno de los sitios más frecuentados, PornHub, para 2018:
– 33.5 billones de personas visitaron el sitio (92 millones por día).
– El tiempo de sesión (= masturbación = eyaculación) es de 5 a 13 minutos como máximo.
– Se realizan 962 búsquedas por segundo.
– EE.UU. es el mayor consumidor de porno del mundo (no es raro que las categorías del porno surjan en inglés y así permanezcan).
– El término más buscado por las mujeres fue “lesbian”.
– Las categorías “big dick” y “anal” están entre las más buscadas.
– Las actrices porno más buscadas son de rasgos caucásicos casi todas.
Obviamente, una gran parte de los usuarios de Pornhub son adolescentes reventando de hormonas, pero en realidad hay usuarios de todas las edades. Es muy de notar que las sesiones de masturbación con Pornhub en la pantalla no llegan a los 15 minutos —en el mejor de los casos—, lo cual es un síntoma de, y a la vez es un entrenamiento para: la eyaculación antes de tiempo. Es algo que fomenta la soledad. Parece ser que cada vez más personas mantienen su soledad resolviendo por vías masturbatorias sus necesidades sexuales. En la era megatecnológica, aparearse en la vida real va dejando de ser el primer imperativo de la especie —como ya ha ocurrido con creces en Japón.
El problema no es moral, sino práctico: se te escapa la energía sexual
Es altamente estimulante —como la mayor de las drogas— la masturbación mientras se consume porno por Internet. Pero puede llegar a ser un problema si se vuelve hábito o adicción —cosa que ocurre muy fácilmente. Sobre todo si tienes pareja estable o eres casad@, la masturbación crónica con porno de Internet tenderá a espaciar —más de lo que ya estaba— el contacto sexual cuerpo a cuerpo con tu pareja real, y puede que hasta sustituyas 100% el sexo real por el sexo imaginario-masturbatorio con Mia Khalifa, Brandi Love, Peaches, Rocco Siffredi, Nacho Vidal, Lexington Steele…
El porno antaño era mayormente una cuestión masculina, pero hoy en día las mujeres cada vez lo consumen más. En el «mejor» de los casos, mirar porno se vuelve el afrodisiaco de la pareja, una manera de estar juntos sin estarlo y estimularse con la novedad. Tienen razón quienes dicen que el mundo se ha “pornificado”, y que Pornhub es el YouTube de la masturbación. Y no sólo se nota en el consumo directo de porno sino además en la influencia XXX sobre la vida social: los bailes, las modas, las apariencias, la moral, el arte cinematográfico y plástico, los chats, la TV, la publicidad, la sexualidad, y por supuesto, la intimidad sexual, pues los amantes intentan imitar lo que ven en el porno, poniéndolo en práctica en su vida y más allá.
Creer que el sexo explícito tiene algo de malo en sí, es un síntoma de mojigatería —que es la cara externa de la doble moral. Nosotros los de Amor Sexual no vemos nada de malo en que una imagen o un video sexualmente explícito sirvan de ejemplo de lo que conviene hacer en el sexo. Siempre nos ha parecido que el problema de la pornografía no está en que haga explícito el acto sexual, pues eso se ha hecho siempre: representar el sexo explícito es tan antiguo como la humanidad y sólo han cambiado los medios, o la nitidez, o la alta definición. El problema real del porno es la inmensa falsedad de los actos sexuales que representa casi en el 100% de los casos: burdas patrañas sexuales que llevan a las personas por caminos sexuales erróneos.
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