Quizás hayas oído que el hombre puede llegar al orgasmo sin eyacular, pero te haya parecido algo demasiado fabuloso como para tomarlo en serio. Tienes algo de razón: llegar al orgasmo sin eyacular es una experiencia prácticamente imposible para el hombre común, si partimos de la mediocridad con que hoy se practica el sexo y del alto nivel de automatismo eyaculatorio que sufre la inmensa mayoría de los hombres. De hecho, son muchos los que hablan del orgasmo sin eyaculación sin haberlo experimentado realmente. Los medios masivos, y en especial la Internet, están repletos de información espuria sobre este tema y sobre otros temas sexuales, que lo único que provoca es confusión y desesperanza.
Pero no te dejes engañar: eso no significa que no exista el orgasmo sin eyaculación ―o que no exista un acto sexual mucho mejor que el que conoces. Tal como la mediocridad del sexo habitual puede superarse mediante un buen aprendizaje, así mismo el orgasmo sin eyaculación es una capacidad real que el hombre adquiere naturalmente luego de mucha práctica y experiencia ―tal vez luego de años― en el aprendizaje del control de la eyaculación. Y el resultado es algo así como tocar el cielo del gozo sin necesidad de caer hacia el abismo del desgaste seminal: una vivencia nada desechable para cualquier hombre.
El orgasmo sin eyaculación durante el acto sexual es especialmente difícil de alcanzar ―es menos difícil lograrlo durante la masturbación, pero logrado así es una vivencia menor. El orgasmo sin eyaculación durante el acto sexual requiere mucho más que ejercicios o técnicas de esfínteres: requiere profundos cambios en la compresión del propósito del sexo y de la vida, y eso toma tiempo. El verdadero acto sexual es más que una vivencia momentánea: es todo un camino. De cualquier modo, llegar al orgasmo sin eyacular es un cambio tan significativo para el hombre, que es mejor dejar que la experiencia llegue paulatinamente, a su tiempo, sin apuros ni sobreesfuerzos, sin pretender lograr antes de tiempo lo que solamente debe ocurrir después.
Hasta la ciencia ha demostrado que no es lo mismo eyacular que tener un orgasmo ―por no hablar de que los caminos sexuales del Oriente lo sabían desde hace milenios y lo han aprovechado para la evolución de la conciencia. Sin embargo, como casi siempre ocurre, la experiencia del ser humano normal va rezagada con respecto al conocimiento, y cuesta mucho poner en práctica una capacidad latente, por más que se sepa que es posible lograrla.
ORGASMO Y EYACULACIÓN SON 2 COSAS DISTINTAS
De las diferencias entre el orgasmo y la eyaculación también se ha hablado mucho, pero en la práctica, más allá de los libros, esto se sigue comprendiendo poco. Incluso Masters & Johnson ―que en sentido científico probablemente han sido los dos sexólogos occidentales más importantes hasta hoy, todavía insuperados en muchos aspectos― demostraron a nivel de laboratorio que el orgasmo y la eyaculación del hombre son procesos distintos, aunque ocurran simultáneamente. Ellos comentaron que:
«El orgasmo y la eyaculación masculinos no constituyen un solo e idéntico proceso, si bien en la mayoría de los hombres y en casi todas las circunstancias, ambos se producen simultáneamente. El orgasmo se refiere de manera específica a las súbitas contracciones musculares rítmicas en la región pélvica y otras zonas del cuerpo, que liberan eficazmente la tensión sexual acumulada y las sensaciones mentales que acompañan a este suceso. La eyaculación, en cambio, hace referencia a la expulsión de semen, lo que a veces acontece sin que se produzca orgasmo» (La sexualidad humana).
A continuación de ese comentario los dos sexólogos enumeran algunas circunstancias en las que el orgasmo puede ocurrir sin eyaculación, o en las que la eyaculación puede ocurrir sin orgasmo, o en las que aparentemente ocurre un orgasmo sin eyaculación debido a que la eyaculación no es completa. Aunque, por supuesto ―no es la función de la sexología normal― los sexólogos no establecen al orgasmo sin eyaculación como parte del acto sexual convencional. Normalmente el uso del orgasmo sin eyaculación como parte de la práctica sexual, es un conocimiento que procede de los caminos sexuales del Oriente.
¿QUÉ ES LA EYACULACIÓN? EL SEMEN SALE PORQUE NO TIENE OTRA OPCIÓN
Dediquemos algunos comentarios a comprender esto. Veámoslo un poco desde el punto de vista anatómico y fisiológico. ¿Qué es la eyaculación? Dicho en pocas palabras, la eyaculación es la expulsión de semen que ocurre cuando las glándulas sexuales masculinas emiten sus fluidos, y una vez que el cuello de la vejiga se ha cerrado herméticamente, por la fuerza de las contracciones orgásmicas a dichos fluidos no les queda otro remedio que salir disparados hacia afuera por la única abertura que encuentran: la salida uretral a través del glande.
Es el mismo principio que provoca que, cuando comprimes una cavidad cerrada que tiene un solo agujero, su contenido sale disparado por ese único agujero. Si el camino hacia atrás está herméticamente cerrado, al semen sólo le queda la opción de salir en tropel por delante. Este proceso ocurre en muy pocos segundos, y cuando termina, termina también no sólo el orgasmo sino que mengua o desaparece el llamado impulso sexual… hasta nuevo aviso. Rara vez es de otro modo. Son fluidos especializados que tardan en regenerarse una vez que se han vaciado las reservas.
Aunque lo parezca, el semen no es un líquido único, sino la sumatoria de varios fluidos aportados por varias glándulas sexuales masculinas, fluidos que se mezclan en la llamada “uretra prostática” ―la porción más profunda de la uretra, justo antes del cuello de la vejiga, dentro de la glándula prostática. Estos fluidos glandulares por lo general se emiten sólo en el momento de la eyaculación, y en ese momento se combinan antes de ser expulsados en forma de una leche aparentemente homogénea.
EMISIÓN Y EXPULSIÓN: LOS 2 MOMENTOS DE LA EYACULACIÓN
Se distinguen 2 pasos en el proceso de eyacular, y ambos ocurren uno a continuación del otro pero en pocos segundos. Una vez que el hombre ha alcanzado su “umbral eyaculatorio” ―es decir, el nivel de placer que le desencadena la eyaculación―, ocurre primeramente la EMISIÓN, que es la deposición de cada fluido glandular hacia la uretra para que se mezclen, e inmediatamente a continuación ocurre la EXPULSIÓN, que es la salida rítmica del semen hacia el exterior del cuerpo.
Desde el punto de vista de los 2 pasos o momentos del proceso de eyaculación, se pueden distinguir 2 tipos de orgasmos sin eyaculación. El primer tipo no es un orgasmo sin eyaculación propiamente dicho, sino sólo un orgasmo durante el cual las glándulas sexuales masculinas sí “emiten” los fluidos aunque el semen no salga del cuerpo en ese momento ―gracias a que lo controlas mediante presiones específicas con los dedos o con los muslos, y/o con contracciones especializadas de esfínteres. Éste es más bien un “orgasmo sin expulsión”, porque en realidad el semen sí se “emite”, aunque su fin sea ser reabsorbido de un modo u otro hacia la vejiga o hacia las mismas glándulas ―las técnicas cambian según sea el camino― para salir expulsado más adelante, posiblemente al mezclarse con la orina.
No es que el “orgasmo sin expulsión” sea una mala experiencia. Por el contrario, es también grandiosa, te sacude de gozo hasta los cimientos y te acrecienta la conciencia en cierto grado. Pero no se puede decir que sea propiamente un orgasmo sin eyaculación. La vivencia es incompleta y mecánica, y aunque el desgaste seminal es mucho menor, sí ocurre cierto grado de pérdida seminal, por no hablar de que no debe abusarse de ese método de “eyacular sin eyacular”, porque puede traer problemas.
En cambio, el orgasmo sin eyaculación del que estamos hablando aquí, el verdadero orgasmo sin eyaculación, es un orgasmo tanto sin “emisión” como sin “expulsión”, porque los líquidos que forman el semen en ningún momento se mueven de sus glándulas. Es una experiencia progresiva de evolución que está más allá de las técnicas. Sientes el orgasmo ocurrir y el semen no se mueve en absoluto, porque has cruzado por un largo proceso de práctica y transformación en todos los sentidos.
EL ALTO PRECIO DE UN INSTANTE DE PLACER
Una sola dosis de eyaculación normal puede contener aproximadamente hasta 400 millones de espermatozoides aportados por los testículos y los epidídimos, y una enorme cantidad de nutrientes aportados por el resto de las glándulas sexuales, todo lo cual, al escaparse fuera de tu cuerpo, te deja casi siempre exhausto. Es un chiste, pero con una sola de tus eyaculaciones podrías repoblar varios países si fuera necesario. Lo cual significa, y ya esto es serio, que la eyaculación es un precio tremendamente alto a pagar por una experiencia de placer que si bien es intensa resulta demasiado breve.
La mayoría de los hombres creen que persiguen esa brevísima eyaculación, pero no se dan cuenta de que lo que en realidad persiguen es el orgasmo, y que lo que desean es que éste dure todo lo posible, sin necesidad de caer en picada eyaculatoria y refractaria. ¿Para qué perseguir con tanta obsesión algo que dura tan poco y que cuesta tan caro? Es una especie de trampa biológica de supervivencia de la especie: la más intensa experiencia de placer ligada a la procreación, te hará no poder resistirte a la reproducción. Al menos es así para los animales; aunque no debiera ser así para el “animal superior” que se supone que es el hombre.
El sexo humano ―ya sea que lo veamos desde el punto de vista evolucionista o desde el punto de vista creacionista inteligente― siempre ha cumplido una función evolutiva, más allá de la mera reproducción. En este sentido, la satisfacción sexual plena y el uso evolutivo del goce debieran ocurrir con mucha más frecuencia que la procreación, que sólo se patenta unas pocas veces en la vida, si no es que ninguna.
EL VIEJO SUEÑO DE VOLAR EN UNA ALFOMBRA MÁGICA ORGÁSMICA
El orgasmo eyaculatorio habitualmente te deja exhausto, y la mayoría de las veces te pone a dormir. En cambio el orgasmo sin eyaculación te vivifica y te despierta, y te genera un bello estado de felicidad y realización, gracias a que no rompe los lazos energéticos entre la pareja sino que los restablece y los fortalece, convirtiendo así la relación de pareja y el acto sexual en camino de evolución espiritual.
El orgasmo sin eyaculación es una vivencia incomparablemente deliciosa para el hombre ―y como reflejo, para la mujer, tal como los orgasmos de ella lo deleitan a él. Es por fin lograr el viejo sueño de vivir la gloria del orgasmo, sin la caída aparentemente inevitable de la eyaculación. De hecho, llegar a orgasmos sin eyacular es casi el único camino mediante el cual el hombre puede conocer el orgasmo múltiple: tener varios orgasmos seguidos gracias a que no ha ocurrido la eyaculación ―algo que a la mujer le es dado sin que ella tenga que controlar nada.
Como el orgasmo sin eyaculación no está vinculado a la descarga contráctil de semen, pues tampoco está necesariamente vinculado a contracciones. Esto significa que es un orgasmo de naturaleza bastante distinta. Es algo así como experimentar la descarga de gozo profundo que se vive con cada contracción de expulsión seminal, pero sin pulsaciones y sin el desprendimiento de la expulsión. Es decir, el orgasmo sin eyaculación no es un orgasmo intermitente, sino más bien continuo, más largo, y al no estar vinculado con los disparos de semen, no se reduce a sentir espasmos de placer localizado en los órganos sexuales, sino que sube y se extiende por el cuerpo como una vivencia extática, de conciencia acrecentada.
Una experiencia tan radicalmente nueva para los órganos sexuales masculinos sólo se logra muy poco a poco, con mucha mucha experiencia, luego de mucho tiempo de poner en práctica el aprendizaje del control de la eyaculación en sentido físico y espiritual. Como ya comentamos, existen técnicas para lograr ya mismo una especie de orgasmo sin eyaculación (incompleto), pero nos parecen demasiado bruscas para empezar por ellas. Lo mejor es no sobreesforzarse de ese modo, y dejar que la vivencia llegue a su tiempo. Al menos eso es lo que nosotros recomendamos.
EYACULAR O NO EYACULAR (ESA ES LA CUESTIÓN)
Nosotros en el Amor Sexual recomendamos al hombre el control de la eyaculación, pero mayormente sólo en el sentido de demorar la eyaculación hasta que haya ocurrido un acto sexual lo bastante bueno. Esto es suficiente en los niveles básicos. Es decir, al hablar aquí del orgasmo sin eyaculación no te estamos recomendando que no eyacules nunca. Esa es una decisión que solamente tú puedes tomar más adelante, y no a la ligera. A todas luces el orgasmo sin eyaculación es una experiencia de nivel avanzado.
Hay caminos sexuales ―todos muy serios― que recomiendan eyacular normalmente, tanto como hay caminos que recomiendan eyacular sólo en frecuencias alternas, o caminos que recomiendan eyacular solamente cuando lo necesites, o caminos que recomiendan que tu frecuencia eyaculatoria debe regirse por tu edad, o caminos que recomiendan eyacular pocas veces en la vida, o caminos que incluso recomiendan no eyacular nunca en la vida, y tal es así que, como siempre, hay caminos de todo tipo, porque la vida real está hecha de diversidad.
Sólo tú ―luego de mucha práctica― sabrás cuál de estas opciones es la que más te conviene. Por lo pronto lo más importante es retardar la eyaculación y permitir que el gozo sexual crezca hasta sus máximas consecuencias actuales, aunque al término sigas teniendo sólo los orgasmos eyaculatorios de siempre. Alargar el acto sexual demorando la eyaculación es ya un paso trascendental, sea o no sea el primer paso de un gran viaje.
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