Si te interesa tu pareja y deseas conservarla, puedes tomar en cuenta los obstáculos que listaremos a continuación, para hacer conciencia de ellos y poder impedir que nazcan —o incluso poder superarlos si ya han nacido.

Los problemas que separan a las parejas no son tan extraordinarios como parecen: son cuestiones muy cotidianas, que crecen por lo general invisiblemente, hasta que adquieren una dimensión que puede dar al traste con todo o, cuando menos, hacérnosla pasar mal.

Cualquiera de estos obstáculos —por simple que parezca—, si no es resuelto a tiempo puede comenzar a deteriorar la relación de pareja, hasta conducir a la ruptura, o a seguir juntos pero llenos de tedio y formalidad.

Por supuesto, esta lista no es exhaustiva, pero puede ayudar mucho.

Creer que el amor es más importante que el sexo.

Creer que el sexo es más importante que el amor.

No tener o no crear intimidad para hacer el amor y/o para conversar con profundidad.

No tener compromiso mutuo. Esto puede deberse a falta de interés; pero también hay personas que evitan comprometerse por haber sufrido en un compromiso anterior.

Funcionar desde un centro emocional o mental que no sea el centro común de la propia pareja, es decir, el “ser doble” que formamos juntos.

No tener objetivos o propósitos comunes.

No compartir el suficiente tiempo juntos.

No dialogar nunca o casi nunca, y luego tener que discutir como sustituto. Por lo general, discutir puede conducir a no dialogar, y no dialogar conduce de nuevo a discutir… de modo que ambas cosas se convierten en un círculo vicioso.

Dar por hecho que la comunicación entre la pareja es algo espontáneo, y permitir que ocurra como vaya ocurriendo en vez de proponerse lograrla conscientemente.

Permitir que tu ego, el de tu pareja, o el de ambos, se interpongan entre ustedes y destruyan el gozo sexual y el amor, tanto en el acto sexual como en la comunicación — que, como hemos dicho, son las dos esferas fundamentales del Amor Sexual.

 

Creer que las dificultades entre la pareja indican que hay que separarse, cuando en realidad significan que la pareja ha comenzado a llegar profundo y debe dedicarse a resolver las dificultades que han emergido —muchas de las cuales provienen, no de la relación presente, sino de relaciones anteriores.

Creer, de veras, que los problemas son culpa sólo de tu pareja, o son sólo culpa tuya, si bien lo cierto es que siempre, en menor o mayor medida, son responsabilidad de los dos. No ver esto con claridad, impide resolver los problemas.

Dar por supuesto que la mujer y el hombre somos iguales, y empeñarnos en igualarnos en todo. En realidad, hombres y mujeres no son iguales, sino opuestos complementarios, y necesitan ser plenos en sus diferencias. Esta plenitud en la diferencia es precisamente lo que nos lleva a compaginar en todo o casi todo, y a hacer realidad algo que hemos dicho en otras ocasiones: en materia de relaciones de pareja, 1 + 1 no suman dos, sino infinito.