No nacemos hablando. El uso del lenguaje no es algo simplemente espontáneo: durante el crecimiento y la educación aprendemos a usarlo para expresarnos. Asimismo, la comunicación corporal durante el sexo no debe dejarse sólo a lo espontáneo: los amantes pueden comunicarse voluntariamente y usar conscientemente todos los recursos corporales, no sólo las palabras. La regla básica para que la comunicación funcione es expresar sólo lo que sientes realmente, abandonando cualquier hábito de fingir o actuar el placer. Si todavía no sientes, espera; pero cuando ya sientes, no es necesario callarte ni reprimirte: permite que tu cuerpo sea nuevo otra vez, y que sin límites ni tabúes exprese y comunique a tu amante todo lo que estás sintiendo, sin que dejes nada por expresar o decir: eso acrecienta aún más el placer y el amor. Cuando gracias al nuevo modo de hacer el amor el placer amoroso sea una experiencia real y sentida, descubrirás dentro de ti un arsenal de modos de gemir, suspirar, acariciar, besar, lamer, chasquear, mirar, abrazar con brazos y piernas, ceñir, apretar, e infinidad de modos más de comunicarte durante el sexo con tu amante.
Es probable que alguna vez te hayan llamado la atención los movimientos tan refinadamente eróticos de las bailarinas orientales —del Medio Oriente, de la India, de Oceanía, etc.— no sólo por sus sensuales faldas a la cadera, sus exquisitos ombligos, sus eróticas alhajas y atractivos adornos corporales, sino también por los encantadores movimientos de sus brazos, manos, cinturas, muslos, pies, y también por sus deliciosas miradas. No caben dudas de que es un refinado despliegue de la expresividad erótica del cuerpo.
Hay toda una esfera de tu ser que podemos llamar expresión sexual, que no es simplemente un derivado de la expresión cotidiana, sino al contrario: si mantienes al día tu expresión en el sexo, el resto de tu expresión marchará bien; y en cambio si te reprimes en el sexo, difícilmente tu expresión cotidiana sea real —por mucho que hables, poco dirás de tu verdadero ser. Como hemos dicho otras veces, para que la comunicación pueda ser real, primero la expresión debe ser real. Sin embargo, todos esos movimientos no son solamente el fruto de la espontaneidad expresiva, sino que son también completamente estudiados con detalle hasta hacer al cuerpo flexible, consciente y eficaz no sólo para el baile, sino también para el amor. No pocas veces, estas mismas bailarinas eran las amantes divinas en los templos sexuales del Oriente, llamadas devadasis en ciertas regiones.
Hay toda una esfera de tu ser que podemos llamar expresión sexual, que no es simplemente un derivado de la expresión cotidiana, sino al contrario: si mantienes al día tu expresión en el sexo, el resto de tu expresión marchará bien; y en cambio si te reprimes en el sexo, difícilmente tu expresión cotidiana sea real —por mucho que hables, poco dirás de tu verdadero ser.
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