¿Se corteja por amor o por sexo? La respuesta a esta pregunta es la siguiente: se corteja por ambas cosas, por amor y por sexo. Amor y sexo son una misma cosa. Cuando el hombre y la mujer han aprendido a hacer el amor, el sexo y el amor dejan de ser cosas diferentes, y ellos no se pierden en rodeos innecesarios creyendo que es sólo el «amor» y no el sexo lo que les interesa: van al sexo con gusto y ponen el cuerpo y el corazón en ello.
No es necesario tener fórmulas para el cortejo. Si aprendemos a ser verdaderos amantes, el cortejo ocurre de modo natural, y los implicados se interesan en lo que realmente interesa. Sin embargo, las relaciones no deben comenzar basándose en atractivos convencionales ni en normas artificiales, porque ese interés por lo superficial más temprano que tarde llevará a la pareja al fracaso.
La atracción inicial y el cortejo constituyen la energía inicial de una relación, y debieran ocurrir de un modo realmente natural. Lo que hoy ocurre durante la atracción inicial y el cortejo, parece natural y espontáneo, pero en realidad desde hace mucho tiempo está lleno de condicionamientos que casi siempre llevan a formar parejas completamente efímeras y superficiales en su amor, parejas que pronto se disolverán porque —más allá de algunos actos sexuales convencionales que desgastan la energía inicial del amor— ellos no tendrán motivos reales para seguir juntos.
Que las parejas hoy cada vez duren menos es algo tan habitual que parece normal. Pero eso no es natural: es sólo un síntoma de lo mal que andan las cosas en el amor. Que el amor esté hoy en crisis en el mundo, en gran medida se debe a que la atracción inicial y el cortejo se realizan desde perspectivas profundamente equivocadas y nada naturales. Si la atracción y el cortejo ocurren desde una perspectiva incorrecta y superficial —como hoy casi siempre ocurren—, el amor seguirá yendo inevitablemente al fracaso por los caminos de siempre.
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