Especialmente el hombre debiera ocuparse de hacer el sexo manteniendo alejada cualquier excitación en sí mismo, para que poco a poco la mujer pueda irse abandonando al erotismo que despierta, a la pasión total, al frenesí del clímax, a la lluvia de orgasmos. Hacer el amor sin control es cosa de mujeres, no de hombres. Si el hombre se abandona a hacer el sexo como lo hacen las mujeres, sin control, entonces el acto sexual se vuelve imposible de hacer. Esto es lo que ocurre hoy en día. Masculinidad, rectitud, carácter, son valores masculinos que nacen y se fortalecen si el hombre aprende a tener control en el acto sexual, y que menguan o desaparecen si él hace el sexo sin control.

El hombre debe aprender a ser sereno durante el sexo, de modo que cuando lleguen las crecidas de placer y los orgasmos de la mujer, él no tenga que aguantarse y reprimir el placer de él —lo cual inevitablemente reprimiría el de ella— para impedir una eyaculación que está a punto de descontrolarse, o que se descontroló del todo. Si él evita o corta su propio placer, cortará el de ella, pues así es la naturaleza de los roles en el acto sexual: el placer de ella nace del placer de él, y el placer de él se diviniza en el vuelo sexual de ella.

Para lograr el orgasmo femenino, sobre todo el orgasmo múltiple, el hombre debe aprender a lograr el equilibrio en dos cosas al mismo tiempo: una, que el clímax de placer femenino no dispare la eyaculación de él; y dos, que para evitar la eyaculación en ese momento él no tenga que cortar su propio placer. Esto es todo un arte, homologable a caminar por una cuerda floja —y es también uno de los sentidos de la famosa frase tántrica de «caminar por el filo de una navaja».

La clave para lograr todo esto es que el hombre aprenda a mantener bajo control la eyaculación pero —y aquí es donde entra lo mejor—: sin necesidad de aguantarse ni de apretar los genitales para lograrlo: sino con los genitales relajados y el glande abierto sin dejar de moverse dentro de los exquisitos placeres femeninos. Los medios para realizar esta clave tan extraordinaria son el entrenamiento con los Ejercicios para aprender a controlar la eyaculación, y la experiencia práctica que proporciona el acto sexual hecho bien y con toda la frecuencia posible.