El nivel idóneo en el acto sexual es el de la fluidez estable del placer, y no el del pico de un placer agudo pero momentáneo. ¿Para qué necesitas ahora un pico de placer, si no vas a poder sostenerte establemente en ese nivel, y tal vez hasta eyacules sin control? Muchos picos de placer te harán necesitar muchas contracciones para controlar la eyaculación, y así el placer no será intenso y amoroso porque será entrecortado. El nivel que ahora va a hacerlos sentir placer amoroso, es el nivel del placer fluido y estable, el que crece apaciblemente siempre por debajo del umbral de la eyaculación.

Para esto, lo mejor es que el hombre sea quien marque por ahora el ritmo, pues la mujer, desde ya mismo, no tiene límites en el crecimiento del placer, y si es ella quien marca el ritmo, siempre lo llevará a él hasta el límite, hasta el pico de placer que acerca la eyaculación: ella ya anhela ir hasta el último confín de la tierra del amor —ella lleva dentro este paraíso desde hace mucho y no había podido alcanzarlo. Tal vez sea conveniente que ella por ahora permanezca sin moverse, al menos durante los primeros actos sexuales en que pongan en práctica el método de permanecer estables en el placer gracias al control constante de la eyaculación.

Siempre que hagan así el amor, navegando sin límites en el placer, sentirán que la realidad cambia: físicamente todo  aparenta seguir más o menos en su sitio, pero algo profundo ha cambiado: ha cambiado tu estado de conciencia: tú y tu pareja han cruzado a través de un pasadizo secreto que es el sexo profundo, y de seres normales han pasado a convertirse en un solo ser vibrando en el amor real. Verán la vida con ojos nuevos y limpios, verán la Tierra sin tiempo, como un Edén. Siempre querrán volver a la tierra mágica y misteriosa del amor, volando sobre la estabilidad de una alfombra mágica hecha del placer más extenso, dulce, amoroso.